viernes, 14 de marzo de 2003

Recuerdo las tardes en la casa de mi profesor de pintura, aún cuando me llegan a trozos que no puedo unir del todo siento un hueco en donde siempre he creído que tengo el alma, en medio del pecho, no sé aún de dónde me llego esa idea, quizá porque esta cerca del corazón, ¿por qué a ese órgano se le asignó la función de amar?...Escucho “la cama flotante” y a mi mente viene la sensación de estar en esa casa vieja donde intentaba pintar, con mis doce años tenía el tiempo suficiente para aprender una técnica decente, pero creo que nunca confié demasiado en mí, aún cuando el maestro elogiaba mi...¿sensibilidad?, según él yo la poseía, no lo acepto, no creo tener esa cualidad, el sólo hecho de nombrarla se me hace cursi, si la tuviera no me avergonzaría la simple mención de la palabra...El patio era pequeño, y se encontraba atrás de la casa, pintábamos con él a nuestras espaldas, nunca hubimos más de 4 ó 5 estudiantes a la vez, un día Beatriz entró a tomar lecciones, no la veía desde que salimos de la primaria, a pesar de que la ciudad es pequeña no dejó de parecerme una coincidencia extraña y afortunada. No estoy segura de haber estado en un día lluvioso o nublado allí, pero cuando me da por recordar mi niñez o temprana adolescencia me gusta imaginar los días así. Recuerdo que en un rincón, Mario (como se llamaba el profesor) guardaba nuestros trabajos, envueltas en unas carpetas enormes de cartón que hizo para nosotros, el ambiente lleno de pinturas de óleo, acuarelas, carbón y lienzo me gustaba, sentía que era un lugar diferente a Iguala, me gustaba ese aire a viejo y pueblerino, con los cuentos grabados de una radiofusora del DF que nos ponía para plasmar en nuestra obra la escena que más nos gustara, no sé si nos puso más relatos, pero recuerdo especialmente “¿No oyes ladrar a los perros?”...nunca pude terminar el cuadro, era con pinturas acrílicas, ese día ni mi papá dijo un elogio cuando fue por mí, siempre lo hacía, pero tal vez en esa ocasión mi sentido de crear algo ligeramente bello no funcionó. Mi mejor trabajo: un bodegón de día de muertos, así creo que manejaba mejor la acuarela.

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