lunes, 18 de abril de 2011

Recuento.

Hubo atardeceres llenos de calor, sin lluvia en la Luvina que no se parece en nada a Luvina excepto por el sentimiento de desolación.

Faltaron el coco, las grageas y el queso añadidas a las torrejas que se negaron a convertirse en capirotadas.

No faltó la envoltura de chicle con gotas de lluvia gordas pero escasas después de una película llena de adolescentes (ya no tan adolescentes) que tratan de pasar por sabelotodos (qué raro). No puedo negar que fue un detalle bonito aunque poco pensado pero no estuvo mal, así somos y así puedo decir que me debes el detalle bonito. Ajá, chantajecito para que no me olvides.

Es el lunes en el que se retoma ser uno y no dos. Es la semana libre en la que pienso lo poco que falta  y qué miedo para rematar con un murmuro que dice qué emoción.