lunes, 29 de marzo de 2004

Deuda pendiente

Hubo un cúmulo de ... no, no me apetece contar que... bueno, simplemente una noche mala con el ventilador en número 3, así que un frío constante rodó sobre las sábanas. Si tan sólo hubiese apretado el off, las pausas se hubieran despedido del sueño, pero no hubo ganas de alzar el torso, y aguanté todo.

La mañana con una crema con aroma a yogurth de durazno, y la voz de Magos Herrera recién descubierta, en otro tiempo sería un buen comienzo de semana, pero éste no es otro tiempo, y la escena feliz se cayó tan rápidamente que me causó una pena levantarla hecha pedacitos.

Supongo que el dolor punzante en la sien es resultado de las últimas acciones, y si se añade el hueco desagradable que se forma en el plexo -ése que oprime y me hace abrir la boca en un bostezo de ahogo, como buscando el oxígeno que falta- el plan que creí posible hace 3 años se vuelve irremediablemente cursi.

Pero, la historia debe tener un final más alegre, para evitar la lágrima como punto final, o la mueca de la boca triste, o los párpados a medio cerrar. No, ésta vez no se puede, quizá en otra oportunidad.

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lo encontré vagando por algún lado:

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well, that didn't work

miércoles, 24 de marzo de 2004

Del por qué deberían amarrarme las manos debido a que en este espacio (sideral) no sé de lo que hablo -en sentido figurado- , mi razón es nula, pero yo como te digo una co' te digo la o'... Oigo a Sabina llorar de una emoción -me parece que la gente suele nombrarla vergüenza.

Al salir de mi casa cerré el portón y ví mis manos un tanto verdes, girando la llave, y pensé que tenía que escribir: “Al salir de mi casa cerré el portón y bla bla bla…”

Pensé en escribir algo más, ahora lo he olvidado o lo creo inútil. Mi selección es tan risible, simplemente lo “mejor” de lo insalvable.

Me es necesario recordar a la muchacha que hoy en la mañana estuvo a punto de estamparse contra mí, a causa de sus pasos desaforados por alcanzar el microbús que la llevara a su escuela, adiviné que su esfuerzo sería inútil, estoy segura que le cerrarían las rejas en plena nariz -muchacha impuntual- . Me reí. Me dio vergüenza mi risa. Volví a reír.

No dormí en toda la noche, gracias a eso tuve ojeras todo el día, hasta mi siesta reciente, siesta de 6 horas: de 1 a 7 pm. Malditas ojeras, si antes no las conocía, repróchenme ante la actividad constructiva, no ahora.

A Nora –compañera universitaria- le disgustaba la gente inactiva. Creo hoy le disgustaría yo, la tv, leer, escuchar música, unas cuantas clases que doy y una que recibo no cuentan, ¿o sí?, dime Nora que sí, pero… ¿sabes qué? Mejor no, no acepto lástima, prefiero tu mueca desaprobándome por falta de valor.

Leí un artículo de concreto transparente, y mis ojos en este instante vuelven a cerrarse, sueño incrustado (como me dijeron alguna vez), cuando la flojera se aleje podría investigar más del polímero ése, quizá… ¡pero qué preocupación!

Debería probar con clases de repostería, entre fondue de chocolate, pastel de limón y otros nombres exóticos que mi lengua no osa pronunciar, me pregunto si el chef profesor pondría objeción en mi deseo de empolvarme la mitad de la cara con harina de trigo, digamos que a modo de recuerdo, cuando mi hermana de 13 y yo de 3 jugábamos a ser mimos.

Hoy les tuve miedo a mis alumnos, al final les tuve indiferencia marca rábano. Payasicha la niña.

Bienvenido a mi no realidad (y mi no cumpleaños además)


CORTE Y QUEDA

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***click***

domingo, 21 de marzo de 2004

Antes de « odear » junto a mi ego

Necesito hacer una aclaración al público ofendido (cof en realidad sólo es una persona cof ofendida cof, pero hay que agregarle caché al asunto):

He traicionado a uno de mis grandes amores, llamado Julio Cortázar, al nivelarlo con otros escritores, favoritos en mis gustos sí, pero sin comparación posible con el del argentino de acento extraño (preocupados que han de estar).

A consecuencia de la elaboración de preguntas después de las 4 am, mi mente colapsada fue presa de confusiones y desórdenes en mi percepción de prioridad. Así que aquel que me conozca y reconozca, no se angustie al responder con total seguridad cortaziana al escritor favorito frideano en la pregunta no. 3, esa espantosa x no tiene validez alguna, que ni los retrocesos infantilmente mágicos de Rowling, ni el disfrutable pero tan sólo dos novelas leídas por mí Saramago, deberían estar invitados.

Pero no se asusten ni acongojen, les doy mi palabra de honor que el resto de las preguntas y respuestas son 100% reales, comprobables y masticables.

Ahora sí, doy paso y bienvenida a su participación en el guateque fridengo del post anterior. Image hosted by Photobucket.com


Pd. Los primeros 4 participantes debido a los cambios manifestados cambian su puntuación en un rango de ± 10.

No pregunte ¿Y yo por qué?

mejor visite mi oda al egocentrismo, déle click y ya
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Pd. No hay obligación de conocerme, total, si no acierta ninguna pregunta no iré a golpearlo, que ni me alcanza el dinerucho pa' viajar (bu... que si no Image hosted by Photobucket.com ).
Sin utilidad

Que comí un helado de vainilla,
que vi una película que me encanta por 12ª ocasión y me avergüenza reconocerlo,
que he descubierto que le temo a las motos,
que la coca con hielos sigue matándome,
que quiero conocer Morelia,
que me preocupa la salud de alguien,
que una pastilla de halls sabor cereza me hace llorar,
que estoy aburrida
que tengo ganas de un auto,
que mis mañanas comienzan a la una de la tarde,
que estoy desempleada,
que lo que antes me gustaba ahora me hastía,
que podría escribir quejas hasta que termine la madrugada,
que el quejarme me causa risa (nerviosa),
que me han dicho que soy obsesiva, egocéntrica y floja,
(que tienen razón),
que me cansa esperar lo que quiero,
que la desfachatez comienza impregnarse subiendo por los pies,
que termino la lista con cosquillas a causa de las líneas no escritas.

Que éso, que todo, todo éso no importa, ¿qué más da?

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miércoles, 17 de marzo de 2004

Las maquetas que nunca me salieron

Entre pliegos de opalina, arcoiris, cromacote y batería la opresión sudaba frío. Una entrega de proyectos que atormentaba con la inutilidad de mi maquetería. Pero, que mejor que las texturas y los colores, el carrito que transporta la negación de las esquinas maltratadas y su sucumbir entre las manos de los dependientes que cobran su precio.

En el otro extremo de la tienda, el presupuesto de la Frida poco organizada volaba entre tubos de uhu amarillo, hasta el día en que un sustituto de empaque verde limón comprobaba que lo caro no siempre es la mejor opción, y qué me importaba la piratería de fórmulas adhesivas, al final no hay riesgo de la AFI cateadora y un moka frappé en las pláticas al final de clase era po$ible.

Retorno a la excursión entre materiales de arte. Un pie fuera y la lluvia, o el cambio de 5 pesos de 300 que no permitía un taxi, descorazonadamente la línea señalaba un apretujo de combi, cuando la llegada del microbús era demasiado soñar. La estudiante aprendió que el deseo no se cumple con pedir al cielo.

En memoria de la melancolía hoy tomaré cafeína en altas dosis y no dormiré. Como aquellas noches en que el estilete corría –a veces entre mis dedos- , mis escalas humanas recordaban la talla de un semigigante y la música se repetía en ciclo constante hasta que el amanecer calentaba la adolorida espina dorsal.
Mujer caída

Las manos se sienten como nudos de madera y las rodillas raspan cuando se afilan en el asfalto caliente. Caída de lágrimas penosas, un hilo de sangre diminuto y un alarido mimetizado en ahogo, como branquias abiertas; ardor en los nervios, recuerdos de un tropiezo tonto y pintura de zapato negro raspada.

El traje sastre se levantó a niveles insospechados, gracias a la falta de miradas el pudor fue mantenido, a nadie debió interesarle el color de la ropa interior, suerte y contrafuerte, menos y más.

Miembros que se enderezan y la vida continúa a pesar del cojeo provisional. En casa espera un helado para celebrar el fin del trabajo semanal. Un taxi para llegar. ¡Pronto

sábado, 13 de marzo de 2004

Descompostura: transformador de luz guía

¿Cuándo regresará la luz?, la cera se convierte por goteos en mi sello postal, así que acaricio el relieve que aún llamea con la levedad de la tristeza gris.

El fuego desvanece y la electricidad llega. Se colapsan mis pupilas, lo siento porque he estornudado. Así sucede, me lo han dicho quienes me han visto enamorada, extraña relación física que conlleva el sentimiento de manos frías y nuca erizada.

Patética noche solitaria para recordar. El televisor engrandecerá el punto central, momento justo en que la protagonista llorosa de la novela sin novedad acompañará mi cena de sopa en microondas.

Ojalá hubiera centros de canje para mi caso. “Traiga su control remoto y los fideos mal intento de comida tailandesa a cambio de una vida real”.

Sin luz de nuevo. Cena solitaria.

jueves, 11 de marzo de 2004

Se pide libertad

Son las hojas de limón en un segundo piso. El brillo lechoso de la tarde, la apatía que sudan las ventanas de su recámara y el éxtasis que no llega.

Es el miedo de retornar a la primera voz, a la acción que se descarna sin temor al personaje oculto, a la exhibición.

La mujer que ahora se esconde: Ella decía, bebía, bailaba, rompía, encajaba… Las externas que impiden herirse o acariciarse públicamente.

Pero el recuerdo fresco de las internas claman el derecho a mostrar rasguños o dientes alegres sin ocultarse en las sombras del punto óptico vacío o del disfraz, piden un adiós a las bambalinas.

Espera a que la directora/actriz/productora/diosma del cosmos propio lo decida.

Ella encerrada, prisionera. Ella centinela.

lunes, 8 de marzo de 2004

08031999

Hace 9 meses que salí de la universidad, y hoy sentada ante la pantalla me sorprende el pensamiento del tiempo transcurrido, ya sé que esta sensación no tiene nada de nuevo para nadie, pero cuando llega de golpe el hecho de que nunca pisarás un aula de la misma forma que antes, con la irresponsabilidad, desfachatez y valemadrismo de la juventud (ay ya sé que 80 años no tengo, pero vamos las responsabilidades y visiones son otras) no puedo evitar más que una especie de suspiro.

Hoy es 8 de marzo, y contrastando la celebración femenina con los recuerdos, mis imágenes mentales no pudieron más que remontarse a 1999, cuando mis compañeros de mi primer salón de Arquitectura no llegaron a clases, todas las mujeres nos indignamos por no haber sido invitadas a la farra, cuando de repente tocaron la puerta de aquél salón con restiradores, eran todos los faltantes con un pastel para festejar a sus compañeras favoritas, o al menos eso dijeron, aunque supongo que se debía a que éramos las únicas, ya que no compartíamos tronco común con otra carrera.

Aún así, 5 años después, recordar el pastel sabor vainilla me hace sonreír frente al monitor, y me obliga a echarle un vistazo a algunas historias de recuerdo más.

jueves, 4 de marzo de 2004

+ 35ºC

0º Esta mujer está en huelga, no quiere ni siquiera abrir los ojos.

5º Aquí en el sur caliente es vapor de agua que se condensa entre los poros, se sala y escurre, acompaña fluidos, de aquellos con ojos caídos.

10º Hay pasos y tras ellos huecos.

20º Es hora de dejar la silla, ¿y la fuerza en las piernas?.

30º El calor sí se lleva con la canción desesperada, aunque en la mente las imágenes se opacan, como en niebla perfecta de lluvia y frío.

35º Te dije que miraras bien, como dice aquella letra.

40º ¿Entonces?.

45º Voy por agua (de jamaica, como aquella vez).

miércoles, 3 de marzo de 2004

Apto para fenicetonúricos

Se mastican 13 cucharadas de azúcar hasta que los dientes se cristalicen. Efectos: brillan en la oscuridad y al castañearlos acompañan cualquier bonita canción de amor o desamor. ¡Ah claro! Sí frecuenta cadenas de restaurantes para platicar por horas tomando litros gratis de café americano, podrá olvidarse de hacer corajes con las meseras para que rellenen las azucareras o le lleven sobrecitos de edulcorante. Dulzura en la propia boca. Capite?. Lo malo serían los tetraedritos de crema, mmm… después de todo la idea no era tan buena, no funciona si se lleva dieta light.
Miércoles

Hace poco me acordé del chiste donde Juanito no quería ir a la escuela y resultaba que era el director, ah sí, chiste viejo, pero el lunes me pasó lo mismo, no escuché el despertador y no fui a dar clases, chale, disculpota a los alumnos de las 7 de la mañana. ¡Gulp!, no creo que pensamientos positivos hayan surgido hacia mi persona, en fin, para los 4 de 10 alumnos que van, mi venganza, muajajaja (atch).

Si tuviera coche podría decir que se descompuso, pero no tengo y vivo a 6 cuadras de la universidad. Hoy me presenté muy campante, punto a favor: un grado de preocupación e histerismo se resta de mi personalidad, aunque creo que no es tan bueno. Tendré que masticarlo (influenciada por la publicidad).

ººº

Durmiendo tan tranquila, de ésas veces que hasta en el sueño dices “ah qué rico estoy durmiendo” zzzz, respiración y piel sube y baja, boca entreabierta y ojillos soñadores (literalmente), pero nada es para siempre, una hermana y un sobrino pueden arruinar la felicidad, tan bonita que estaba mi historia onírica, snif, ¿se podrá reprogramar, allí justito donde me quedé? Alguien deme la receta por favorcito