jueves, 30 de agosto de 2007

When there's no-one else in sight
In the crowded lonely night
Well I wait so long
for my love vibration
And I'm dancing with myself






La tonadita inunda la oficina helada gracias a el a/a y entre números y más números me hundo y pienso en los días que faltan por transcurrir y en cómo los gastaré felizmente.

A veces mi plan no parece tan bueno y cambio de idea, pero sí, para qué tanto tiempo en el mismo lugar, éso no es para mí.

La mañana pasó y quise un helado con pingüinos, creo que alguien mencionó subir la temperatura del termostato, algún parecido con el polo (en este caso sur) debió mencionar y mi hambre ideó formas de complacer a la gula.

Hoy llegué más temprano que los días anteriores, ya nos estábamos pasando con la hora de la entrada, dijeron, aunque nos miniexcusaron por el aislamiento de la obra y lo difícil que es llegar. Ojalá fueron así de estrictos con la hora de la salida, perdón... ¿qué son los derechos laborales? ¿Me quejo con verdad o la flojera me invade? Un poco de los dos, en realidad tengo pocas responsabilidades y... ya me quiero ir.

Voy por agua.

Salud.

sábado, 25 de agosto de 2007

No que no.

Mi primera experiencia con huracanes no pasó de una lluvia poco sorprendente, cosa que resultó afortunada para muchos y desafortunada para mi ventana tapiada que parece permanecerá así hasta el fin de los tiempos o hasta que logre destornillar el triplay, lo que suceda primero. Por ahora mis mañanas oscuras provocan mi llegada tardía al trabajo y un sueño reparador.

Las pequeñas lluvias veraniegas traen belleza al caribe, ellas, dos cafés con internet gratis y mi laptopsota que amenaza con romperme la espalda mientras intento hacerla portátil. Aún así mi achepecita es lo más (¿lo más qué? ja)

Hoy pediré comida china, tomaré coca y leeré sobre un calígrafo que vive en Londres o algo así.

Ahora quiero el cabello oscuro y corto, para que me quede bien debería olvidar mis refrescos y los chocolates, pero no sé.

viernes, 3 de agosto de 2007

Los fines de semana que pasan rápidísimo y nunca son suficientes suceden cada 3 ó 4 meses, cuando el avión despega del caribe y acerca al *suspiro* hogar.

Siempre habrá mar y algún día, sé, me arrepentiré de no pasar días enteros escuchando el mar y flotando en medio de espuma fría.

El vuelo entre nubes sucedió como siempre con un “¿gusta algo de tomar?” y mi “sí, gracias, coca light” –En este instante: Acabo de tomar una lata heladísima y después de leer el libro con el que me compararon me digo que puede ser. El autor sigue sin gustarme, pero me divirtió pensar en el amor, extraño y simplón, pero, me justifico (sin novedad) con un “así encuentro mi felicidad”.- Retomando el vuelo, ahí leí el final de mi saga mágica favorita, ah cómo lloré, sí, soy de ésas. No contaré a nadie el final, que por eso me apresuré a leerlo sin navegar en internet, para que nadie me echara a perder la emoción.

Cantando en voz bajita y leyendo los días suceden. También pienso y dudo, ¿éste será mi año para regresar a casa, o no?

***
Creatura no mendigues el pan mohoso, acepta mi regalo de amor, ¿dices que soy cursi? No ves la viga en tu ojo?, lástima de lindura, si eres tan tonta, como lechuga, como berenjena, un rábano de grande tu cerebro.
Públicas las cosas.

en este momento, junto a mi pastel de queso y frambuesa y mi café frappé prometo que es la última vez que hablaré, escribiré o siquiera pensaré en tí, Ya fue demasiado. Acá no se necesita leer entre líneas.

Respiro.

Chaucito.