martes, 27 de abril de 2004

Laralá

Tomar coca-cola, que el ventilador de la oficina sí refresque, que no haya trabajo, pero que el ambiente se inunde por la música que me regaló el muchacho ojos de alhelí y pueda hojear de repente un librillo cuyo pobre autor más ardido por amor no puede estar... Todo éso junto está haciendo un buen día para mí.

Me hace planear (en ambos sentidos)...zum.

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viernes, 23 de abril de 2004

Anoche me despertaron 3 veces, tan inesperadamente que el latido tardó 3 minutos en normalizarse, hasta el ahogo llegó, qué inoportuno y escandaloso, no era para tanto. El ahogo se defiende, dice que la tristeza le sirve de imán. Pobre egoísta llorona, dice que soy. Lo creo.

miércoles, 21 de abril de 2004

instantáneas

Podría grabar sobre una piedra milenaria las palabras que decimos nosotros (somos dos), arrastrarla enmedio de un camino de tierra donde aún los árboles hagan la penumbra entre sus ramas.

Descalzos y con rasguños en los brazos con los sentidos mareados y una sonrisa en la cara.

Escogeríamos la ruta que finalice en un convento, y escondidos veríamos a cada novicia dejar una prenda sobre la superficie que zurcan nuestras historias. un anillo, hojas secas, el mecanismo de un reloj infinito o simplemente posar sus manos y su boca sobre la roca fría. Alguna podría atreverse a sentir su pecho apretado y llorar por el temblor de las noches.

Pero no haremos nada. Nuestra fuerza no existe y las niñas han perdido la inocencia demasiados años atrás .

domingo, 18 de abril de 2004

Hoy recomendé un té de canela, aquel sabor que pica en la lengua. Es domingo y no hay nada más qué decir. Es hora de la melancolía en sonata, una mujer que en sueños fuma, en sueños lo busca y no lo encuentra, en sueños se niega a esperar, y en vigilia... es la misma, su alterego se ha fundido.

Ahora piensa que el labial rojo lo atrae, intenta incitarlo a adorar el color natural, como ella adora la risa llena de dientes parejos y los labios que abren su perfil. Espera que funcione mientras abre el refrigerador, saca una manzana que corta en trozos y la hierve con azúcar, entre cucharadas come y desea que el muchacho enfermo se mude, sabiendo que el destino es conocido por los dos.

jueves, 15 de abril de 2004

A falta de cosas que untar sobre un pan?

¿Y si mañana miras todo el día la olla con leche para hervir?

Uno nunca sabe cuándo puede ocurrir un milagro. Quizá la fuerza de tu concentración óptica pueda convertirla en mantequilla.

Ahí está el tarro de azúcar, y más allá en la puerta derecha de la alacena encontrarás el pan tostado -que debe siempre guardarse en lugar seco y oscuro- ¿Sabes? Lo queremos crujiente.


¿Qué demonios...?

Qué fetiche más extraño con la luna en el intestino, con los ojos entornados y el compás de tu vacío. (¡Calla!)

Gira sobre un pie, de preferencia el izquierdo, allá donde se ubica la masa roja que pum pum... ¡plaf! (blanda) se quiere colapsar. Me resulta extraña la palabra coraza , me resulta odioso escribir corazón , corazón, corazón, corazón (muero en shock... Caput).

Cor...
Entonces, cómo es que la palabra derivada -...aza-, (armadura) proviene de algo tan -...ón- liso, sin bordes, con hundimientos tan húmedos que camuflajean asperezas (de nuevo plaf). Hoy no lo acabo de entender.

Posdata

Niño Blanco, supongo que la foto a la que te refieres es ésta:

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¿o no?

miércoles, 14 de abril de 2004

El reinicio

Ayer hubo un regreso a la normalidad, aquella que se vió interrumpida desde el jueves de la semana pasada, cuando despertarme temprano fue motivo de risa, o sonrisa más bien, la discreción ante todo.

Discreción que eché a perder en una terminal de autobuses cuando esperaba entre las mesas del comedor la llegada de una figurilla alta y delgada (my own personal pumpkin king), seguido por un tropiezo entre maletas (mío para variar) y el contraste de ropa roja y negra cuando el esperado, aparecido se volvió.

...

Pero hoy ya no es semana santa, ese jueves queda lejos, la rutina sigue su marcha y me ha aplastado ya el esternón.

miércoles, 7 de abril de 2004

Gotas rojas sobre mármol rojo
Quise moler cristal entr mis manos de acero, hasta convertirlo en sustituto de azúcar, polvo finito apto para repostería. Todo por el afán de un pastel de chocolate glaseado, glucoso deseo de boca cremosa.

Pero el metal en mi piel resultó tan blando, tan inútil. La ambulancia viene en camino, en una calle paralela floreros repletos de gladiolas blancas buscan el mismo destino. Comienzo a hacer apuestas con mi persona oscura y mi fe desea perder.
En el trabajo

2a semana de trabajo, la oficina semivacía y sin nada qué hacer, estoy aquí de bulto. Después de todo no hay queja, al menos ya pagaron. Viva la desfachatez.

El día de hoy, la oficina luce como figura de unicel sin diamantina, falta el brillito kitsch de la música elegida por los compañeros y el olor a churros (no de los que puedan pensar, cochambrosos) y coca cola, éso sí, no extraño a la fan grupera de la secretaria del ingeniero, aunque Paulina Rubio -la otra opción- no es gran consuelo, y a mí que me da pena traer mis cd's.

Mientras mi mente cantará... ay... tan desafinada la pobre.

viernes, 2 de abril de 2004

Se solicitan hechiceros

Hoy los zapatos rojos bailan por si mismos. La Dorotea interna dice que no hay lugar como el hogar. Pero, se extraña el aire añejo de la ciudad perdida, la de campanas color cobre bajo un cielo ahumado y calles con piedras de aroma a lluvia interminable.

Y ni siquiera son todas las querencias, existe otra, aquella que no conozco pero me pertenece. Un lugar al norte donde los –días- comenzaron en junio, poco antes de mi graduación (tal vez somos 2 los que recordamos). Es allá donde radica el impulso para leer más versos espaciando mi prosa, para atender el jazz que me inquieta cuando la voz es muda, y que comparte en las noches un blues con condimento de percusión y una melodía un tanto hecha por risas simples (las mejores).

Por todo éso, quisiera atar un lazo azul celeste alrededor de los 3 espacios que forman mi rompecabezas sensible, hacer un nudo corredizo y apretarlos tan fuerte que las distancias se compriman. Un voilá que preceda a los cien kilómetros transformados en un metro, al metro en un insignificante desliz, donde sólo valga la pena hablar de los pasos pequeños.

¿Alguien conoce el conjuro de las no distancias? Tenga piedad chillona y compártala por mil favores. El pago no importa, si es necesario, mi deuda con usted eterna será.