Anoche me despertaron 3 veces, tan inesperadamente que el latido tardó 3 minutos en normalizarse, hasta el ahogo llegó, qué inoportuno y escandaloso, no era para tanto. El ahogo se defiende, dice que la tristeza le sirve de imán. Pobre egoísta llorona, dice que soy. Lo creo.
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