lunes, 28 de junio de 2004

Aquella niña de ojos cafés.

Tiñe con sal y moras sus faldas blancas.
Adora tener la lengua amarga.
Clasifica pensamientos según su grado de bondad y se santigua cuando el nivel es peligrosamente pecaminoso.
Colecciona distancias.
Mastica en número primos cada bocado.
Desayuna gelatina de jerez.
Su padre dice que está tan loca como una cabra nacida en temporal.
En invierno el pecho le arde en flemas.
Imita a una bailarina de ballet con la gracias de un lobo viejo.
El cabello sobre la cara acentúa su timidez ante extraños.
Habla mucho, excepto cuando hay luna nueva.
Sabe dibujar familias felices.
Cree que su mejor amiga tiene cara de hada.
Sólo sabe dormir después de un baño con agua caliente.
Nadie sabe si podrá vivir un año más.
Sólo respira
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Un día más.

jueves, 24 de junio de 2004

miércoles, 23 de junio de 2004

Desertadora.

En la noche los ojos de medialuna se le inflamaron hasta perder la conciencia, le ardían como piel expuesta al filo de la madrugada, del día que amenzaba con comenzar. Un día despejado afuera de su techo, lluvia intermitente dentro de sus párpados.

Se dió cuenta de que las metáforas eran estúpidas, que la poesía sólo le estorbaba y le impedían dormir en paz, que el bálsamo de labios había desaparecido justo ahora que las grietas le ardían igual que la soledad. Y quiso sanar, se volvió a humillar, porque creía querer y creer.

Pero era demasiado tarde, al borde del desahucio y cobarde, ya era inútil intentar salvar esa vida. Amén.

lunes, 21 de junio de 2004

Comienza el verano, y el día es el
m á s l a r g o d e l a ñ o, quisiera que me importara,pero sólo lo recordé mientras veía a través del ventanal y sacaba copias en una máquina que ronroneaba.

Me puse menta y yerbabuena en la piel adolorida, crema en la cara y me recosté, todo después de un baño caliente a las 9:00 de la noche cuando la luz apenabas comenzaba a ponerse gris. Recordé de nuevo el día largo.

No hay más qué decir, no opino de nada ni describo nada, porque la luz en mí tiene días muerta, y sin funeral. No estoy triste, y quejarme ha perdido su lado entretenido.

Mejor escribo que una llamada telefónica interumpió el tecleo, no era la persona que esperaba y colgué, como quisiera colgar todo, estos días que... (basta) y buscaré un nuevo outfit.

Cambio de temporada

Southparkeando

(visto antes en varios lugares)
para crearlo ir acá

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viernes, 18 de junio de 2004

Notas para disolver

Es ahora que imagino escuchar un blues internándose a través del oído izquierdo como si fuera caracol.

Mientras, espero el fin de estas horas "laborales" cuando el reloj me marca que el día apenas comienza, intento soplarle como a cenizas indeseadas, pero el tiempo no es ligero ni proviene del fuego.

Me han dado deseos enorme de oler copal, y tener en un jarrón enorme decenas de flores anaranjadas y violetas. No tengo flores de ningún tipo ni a mi diestra ni a mi siniestra.

Se cuela por los vidrios rotos el tururururí de una melodía tristemente real que rompe con crudeza mi burbuja sonora imaginaria.

Se forman ideas psicóticas que recaen sobre un organillero y su melodía de Adelita. El complemento es un recorrido en carrusel de una banda de guerra que insiste en darle vueltas al edificio donde trabajo, cuando los ensayos de graduaciones me importan menos que encerrar humo entre mis puños.

Hoy al despertarme bajé los pies por el lado más angosto de la cama y no por el izquierdo. Así que no es un día malo el que comienza, es más bien que mi inconformidad es una bomba de chicle que me ha cubierto y no la puedo despegar.

La muchacha anciana canta que vió llover y a gente correr, el blues irreal regresa. Vaya forma de descomposición por aquella que ignora las formas originales. Se escucha un piano y la coraza pegajosa empieza a ceder. Ya era hora.

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Konrad Krzyzanowski

miércoles, 16 de junio de 2004

Hay vestidos de quince años amarillos, hace 8 años no habría pensado en usar uno de ese color, pero sí elegí un verde botella, nada elegante creo yo, o tal vez sí, niña pálida me dicen,nunca he vestido bien y no me importa, o quizá si me importa y trato de mantener una pose. La pose de alivianada en la vida.

Fuera poses, fuera cosas que no existieron, como esa fiesta que en su momento no me importó, crisis nacional, no fui la única, no hay pobrecitas niñas que lloran al rememorar, sí hay vestidos amarillos que detienen caminatas frente a un aparador.

Me duele la nuca y el nervio afectado puede ser el responsable de hacerme recordar. Mala cosa

martes, 15 de junio de 2004

Hueco mordiendo el tiempo.Historia que cicatriza cada tercer día. Permaneciendo sana una luna, para después supurar.

Abre los brazos en cruz y siente.


Hay palabras que muerden los labios. Curiosa forma de darles un poco de rojo, estaban tan pálidos ya.

Duelen con el frío, y con el agua, cuídate de morir deshidratada, en la angustia, entre manos que rezan y pensamientos que...

La confirmación se acerca.

Y tengo sed.

sábado, 12 de junio de 2004

Ensayo para destilar amargura.

Esta vez escribiré líneas felices, de aquellas motivacionales e inspiradoras. Piensa, no llores porque te caiga un rayo y te deje hecho menos que una porquería, mejor extasíate en la alegría de sentir la naturaleza en todo su esplendor.

Hoy le diré a todo al que vea, que mi felicidad no puede ser más, que cada segundo de mi existencia la disfruto como mariposa surcando los campos llenos de rocío y flores multicolor.

Pregonaré que la salvación del alma se logra perdonando a los que te ofenden y que el mayor enemigo es aquel que se te enfrenta en el espejo.

Que soy inmensamente dichosa.

Pero una triste mentirosa también.

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Sparkleface
Joe Sorren

viernes, 11 de junio de 2004

Escape[s] -12

Fue hace media hora que huí del trabajo, con pasos rojos de tenis gastados, aquellos que hace un año aprendían a deslizarse entre charcos y alas negras.

Fue hace media hora que el encuentro con un capuccino helado me hacía esquivar fines de rutinas escolares y gente apresurada con destinos y deberes diversos. Gente apresurada.

Mi prisa. Ésa que entinta mi bitácora. Marcando los números negativos que llegan al día cero.

Es ahora que he regresado al origen de la huida, vuelvo a la ventana con pliegos de papel supliendo ventanas, al falso plafón destrozado que amenaza un moretón potencial, a la rutina que estalla.

Pero la firma de un fin de semana le da una luz-diamantina. Es día de partir a otra ciudad, escape de 3 días compartiendo horas-hermana mayor, ésas del tiempo robado, ése que inevitablemente aparecerá en horas-perdidas-sobrino-padres-hermanos.

Pero es así. La búsqueda. Con cosas que rasgan y cosas que sanan.

En 12 semanas, el re-desprendimiento, retorno al lugar de los charcos y las alas negras, a encontrar[me] de una buena vez.

Cuando las costuras empezaban a reunir piel familiar. Es que aún me falta encontrar las partes perdidas del día en que mi origen/fin se hizo añicos de sal y se dispersó.

Viajera y buscando. 12 nada más.

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Portrait of Emily

Joe Sorren*


*Recomendado por niño blanco

Difumina

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martes, 8 de junio de 2004

0

Tengo obsesión con lo pálido y lo frío. Y aunque me gustan las lluvias intermitentes los relámpagos no me dejan dormir, en estos mis días los diluvios son más imaginarios que reales[bienvenida a tu tierra árida].

Me gustaría poder despertar y agregarles a mis ojos un filtro de luz, donde todo se viera al estilo Lubezki y Acord, pero hasta que unos pupilentes a capricho no sean creados tendré que conformarme con mi exceso de luz. El tono rojo sangre de un abrigo no salpicará un plano para llenarlo de emoción,ni un blanco cegador brillará entre manos trazando líneas sobre un papel.

Alguien cree [lo suplico] una válvula de ahorro, que provoque sutilezas y provea de contrastes que abofeteen los tonos parcos en el justo momeno en que la piel necesite palpitar.

+ & - controlado


Mientras espero me consumo en el calor de mi atmósfera, deseando una niebla furtiva que congele pestañas, creando escarcha sobre los párpados hasta que una lágrimas caliente la libere. ¡Oh sí! hoy a la inconformidad se le une un romanticismo malogrado.

Pero sigo en pie, nada de tibiezas, que ya demasiados términos medios hay que soportar, y mi extremo es el que existe abajo del cero.
Córtame la piel con tus uñas de cristal

domingo, 6 de junio de 2004

Ella no

Ayer sentada sobre hierbas frías por rocío miniatura, observé el árbol triste, el del tronco color chocolate con hojas de infinitas gamas verdes y púrpuras.

Fue cuando aquella hoja, la más violeta fluyó inerte, ingrávida, pero libre sin el peso de la culpa por no amar.

Contaban las voces abandonadas que ella viajará eternamente sin caer [la afortunada], sin desear el reencuentro hacia su origen, sin deseos de pertenecer. Muerta.

Tan distinta a mí.

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Es un cuento que no tiene sentido, es un relato cuya burbuja no encierra nada extraodinario, tiene un principio tan simple como un encuentro formulado con una de esas coincidencias que brotan a millones en este mundo. Esa historia gastada por vidas adoloridas y por sonrisas sanadoras, por cursilerías que hacen voltear las hojas de un diario aburrido a aquellos ajenos.

Pero es en una mañana en que el amanecer se anuncia con lágrimas y unas nubes grises que no cobijan, cuando se aman unas palabras de consuelo a través del teléfono y la melosidad muestra su razón de ser.

viernes, 4 de junio de 2004

Ella se llamaba Kalina, su sombra olía a canela y Petkutin supo que ella amaría al que hubiese comido cerezas silvestres en marzo.

[Diccionario Jázaro. Milroad Pavic]

jueves, 3 de junio de 2004

Quiero comprar un ticket y apostar, que el Sol me de en los brazos y cubrirme la cara con las manos mientras veo volar el cabello de los que me rodean con un viento veloz.

Veloz como Robert S., sí, así deberá llamarse el caballo ganador, sólo a él animaré con la voz gastada y el ánimo renovado.

Quiero ir al hipódromo y olvidarme del espacio que me apachurra. Experiencia nueva, algo snob, ni siquiera entiendo por qué me atrae.

Puede ser la combinación de una panorámica abierta y compañía a puñados, trote y murmullos que rompan el silencio vacío de la esfera solitaria. Puede ser.

Cómplice de fuga, no importa que tu circuito de meta se acabe para retornar a tu encierro, y la rutina hasta morir. Déjame verte correr.

Antes que el hastío me consuma quiero comprar un ticket y apostar.