viernes, 3 de agosto de 2007

Los fines de semana que pasan rápidísimo y nunca son suficientes suceden cada 3 ó 4 meses, cuando el avión despega del caribe y acerca al *suspiro* hogar.

Siempre habrá mar y algún día, sé, me arrepentiré de no pasar días enteros escuchando el mar y flotando en medio de espuma fría.

El vuelo entre nubes sucedió como siempre con un “¿gusta algo de tomar?” y mi “sí, gracias, coca light” –En este instante: Acabo de tomar una lata heladísima y después de leer el libro con el que me compararon me digo que puede ser. El autor sigue sin gustarme, pero me divirtió pensar en el amor, extraño y simplón, pero, me justifico (sin novedad) con un “así encuentro mi felicidad”.- Retomando el vuelo, ahí leí el final de mi saga mágica favorita, ah cómo lloré, sí, soy de ésas. No contaré a nadie el final, que por eso me apresuré a leerlo sin navegar en internet, para que nadie me echara a perder la emoción.

Cantando en voz bajita y leyendo los días suceden. También pienso y dudo, ¿éste será mi año para regresar a casa, o no?

***
Creatura no mendigues el pan mohoso, acepta mi regalo de amor, ¿dices que soy cursi? No ves la viga en tu ojo?, lástima de lindura, si eres tan tonta, como lechuga, como berenjena, un rábano de grande tu cerebro.

2 comentarios:

  1. cada minuto q pasa es una oportunidad para cambiar...cada minuto q pasa es una oportunidad para ser feliz...

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  2. La verdad, envidio a quienes viven en el Caribe... je. Saludos.

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