Curiosas las espadas cubiertas de miel que encontré encima del comedor una tarde del mes pasado, curiosos los lirios blancos atados con ese listón azul claro que recibí por paquetería ayer que visitaba a la abuela, curioso el camino trazado con arena color magenta que recorre desde el centro de la ciudad para finalizar en mi casa, curiosa la forma en que hace tiempo dejé de creer en la ilusión de tu realidad.
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