viernes, 30 de julio de 2004

Formato antiguo

Qusiera que la pantalla se volviera papel para desgarrarla con lápiz negro. Podría conseguir hojas de verdad, pero es grande el hastío.

Tal vez me convierta en aventurera, arriesgando y conociendo. No suena tan mal. Al fin que los lujos conocidos son pocos y en verdad modestos. Es cuestión de valor.

En la plataforma se da un paso para sentir el vacío y el estómago subiendo a la cabeza, después el frío y las burbujas que recorren el cuerpo sumergido en agua.

O

helémonos al salir del baño con viento y sin calefacción, dejemos secar la piel con un tono azul. Que los dientes actúen en tintineo para sabernos vivos. Hay movimiento.

Perdamos el miedo.

Hoy leeré un cuento antes de dormir, como el niño al que nunca lo acompañaron en la despedida del día conciente. Pero no importa, hay compañías que ya no son necesarias.

Otras vienen, el tiempo corre y yo espero, mientras tecleo y añoro una simple hoja de papel.

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