Porque vivir era búsqueda y no una guarida (L.E. Aute)
En la fuente Trebuchet encuentro la relajación que me inunda con la vida yéndose en la voz de Aute y su verbo más bello.
Cuando la tarde del año 2004 remite a un día de 1988, con la mochila arrastrando y la comida después de lavarse manos y refrescarse la cara, cuello, nuca y orejas. Una niña un poco alegre, un mucho normal, que dormía 20 minutos antes de cambiarse para su clase de inglés, cuatro de la tarde y reencuentro con la que creyó por mucho tiempo su mejor amiga (muchos años después lo sigue creyendo, aunque diluidamente porque se enteró que su puesto no era reflejo).
Era tarde de canciones que se repetían sin entender ni jota, recreo y no aprendizaje de nuevo idioma, alargándose el tiempo fuera de casa con juegos de vampiros cuyos ataúdes eran resbaladillas y escondrijos de carrusel.
Paro de recordar, al mismo momento en que el jugo de manzana se termina… oh sí, bebía. Veo más trebuchet’s avanzar, sin son de coreografía ensayada, sino al compás de un estiramiento de músculos. Las manos bailando regresan al presente y a otra voz que las bocinas dejan fluir.
Quieta, con la punzada de una mala noche en las vértebras, faltaron tantas almohadas, tantas horas de buen dormir. Que suene el bip de un nuevo mensaje, por favor.
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