domingo, 25 de julio de 2004
Errando.
Tuviste un bowl lleno de llaves diminutas, con filo de alfiler y corazón blando, de un algodón poco conocido. Eran extrañas, pero representaban oportunidad. La única palabra que tu voz repetía, oportunidad, y en el oporto que jamás habías probado tomaste valor. Arrebataste un puñado de los artefactos que te salvarían del encierro, creías. Probaste una por una hasta que el sueño te venció, eran miles y difíciles de maniobrar. Perdiste por aquel día. Al otro, volviste a intentar, hasta que el filo te dejó igual de muchas cicatrices, finas, pero dolorosas, ardientes, con lágrimas rojas. Tu destino marca que la opción correcta será la última opción. No hay posibilidad de cambiarlo. Intenta una por una, sin hacer trampa.
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