viernes, 11 de abril de 2003

Estabas cansada aún y seguiste en ese parque, con algo de pena aprovechaste la situación para recostarte en la hierba, las gotas de agua condensadas desde la madrugada aún no se deshacían...seguía haciendo tiempo y frío, frío que se incrementó en tu espalda. Cerraste los ojos harta de ver las mismas nubes, que se movían todas en una sola dirección, si existiera una rebelde que volara contra el viento seguro se convertiría en tu favorita, pero por ahora despreciabas a todas por igual. De cualquier modo la luz del día aún se escapaba entre ellas y vencieron a algunos poros de tus párpados, la negra obscuridad no estaba en tí, veías o más bien sentías un color naranja entre tus ojos.El dolor en tu cuello comenzó a ceder y una especie de paz te inundó, quisiste dormir y así lo hiciste. ¿Cuándo despertarás?, cuando el cansancio se haya ido a visitar otro cuerpo. Espero que sea antes de las once con veintitrés minutos, es la hora en que me acompañarás a llenar mi piel con reflejo de luna.

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