domingo, 8 de agosto de 2004

Olvidando el dolor en los dientes

Caminábamos sobre el filo de la banqueta, mi amiga se veía casi tan alta como yo, sus pasos eran en zig zag, y arriba de zapatos con plataforma. Tiene ojos un tanto rasgados y el mismo cabello lacio que yo podía presumir a los 8. Ella es bonita, yo, tengo cara de niña buena, y después de todo lo soy, un poco aburrida si no hablo de algo que me apasione, pero sé reír mucho y de verdad. Íbamosa la casa de otra amiga, ella tiene una alberca con agua muy fría -cuando tiene agua- este año la decoración es un poco de lodo en el fondo, algo le falla a la instalación, no podemos nadar. Hace años que no nado allí. De niñas presumíamos de nuestro cabello lacio y encima de una balsa inflable jugábamos a ser Jacques Cousteau.

Esta vez jugámos a que somos grandes, nos escandalizamos con la "nueva generación". Jugamos a ser ancianas que ve con ojos asustados tal degeneración. Crecemos lento, la inocencia nos tiene atrapadas aún. Seguiremos creciendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario