viernes, 13 de agosto de 2004

¿Diario?

Un dolor de dientes (sí, dientes, no muelas) que retornó hizo que la tarde y la noche de ayer fueran un asco. Creí que mi salida a la calle recrearía un día por así decirlo feliz, pero el dolor me tenía en escenas suspendidas, el tiempo se detenía para decirme que las punzadas eran fuertes y no tenían ninguna intención de irse, la espalda se erizaba y pequeñas lágrimas maldecían la sensibilidad y alergia al producto que mi hermana dentista olvidó probar primero (si algún cliente de ella lee ésto, no se preocupe, sólo comete errores con los familiares, qué suerte). Corté el recorrido-tarde de compras y visitas con mi mamá para ir corriendo a tirarme a mi cama. De ahí hasta las 5 de la madrugada busqué el alivio en demasiadas pastillas analgésicas, lo que provocó que mi horario de sueño se alterara, este día tuve visión en trailer (de películas) recuerdo haber jugado 5 minutos con mi sobrino y perder conciencia, desayunar chocolate con leche (creo que yo lo hice) y perder conciencia 5 minutos viendo la inauguración de las olimpiadas y perder conciencia, ahí decidí dormir, de vez en cuando abría los ojos, así que, alcancé a ver al contingente mexicano desfilar. Dice mi mamá que me quiso llamar para comer, pero al verme tan dormida cambió de opinión, al final desperté, alcancé a ver cómo se encendía la llama olímpica (y asombrarme cada vez más con Santiago Calatrava) y al menos, por ahora, creo que la conciencia ya no se me perderá. Sin garantía.

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