jueves, 29 de mayo de 2003
Que no escribo su nombre es cierto, pero viene implícito en todo lo que hago, por desgracia, si, por desgracia, porque aparte de que no me hace reír llega a provocarme una severa ira, pero por desgracia (también) ese sentimiento de enojo me dura tan poco y se me olvida tan rápido que me hace continuar pensando en el no nombrado . Podría decirse que si una relación pensamiento/acto (provenientes de mí claro está) equivaliera a un copo de nieve, desde hace un mes mi pequeña ciudad saldría en los noticieros por la inexplicable nevada ocurrida (lo que sería algo muy refrescante, pero devastador para la pobre comunidad acostumbrada al promedio de 35 °C...si bien nos va), y claro, el típico comentario de que si esa misma relación fuera un centavo por hit, pues mis problemas económicos hubieran cesado para darle paso al cumplimiento de mis deseos relacionados con el dinero más exuberantes (lo que cesaría mi intensa búsqueda de un patrocinador tipo tío millonario). Pero por ahora esa relación que afecta mis nervios (nervios sensitivos, aquellos encargados de las emociones pues) es la única pareja en mi vida...ah qué feo, pero eso sí, sigo sin escribir su nombre.
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