lunes, 9 de febrero de 2004

Entre gula y lloriqueos

Era un plato de avena que iniciaba mi propósito de año nuevo chino, acartonado y con ínfulas de nutrición. Miré su soberbia y recordé mi misión en el mundo: la humildad, fue así como mi vista y mi boca recordó a esa dona glaseada de rasgos pobres que proyectaba un simple anhelo de llenar un estómago. En ese tiempo sería el mío.

ºººº

¿Me viste aquella vez? Me caí en el charco sólo para llamar tu atención.

¿Qué sí lo hiciste? Ah bueno, quizá ibas deprisa y por eso no me ofreciste tu brazo caballeroso como marcaba mi plan, ¿verdad?

¡Ah! ¿Que preferiste reír a distancia y señalarme con el índice a tus amigos?

Bueno, esa era otra opción. Snif.

No hay comentarios:

Publicar un comentario