martes, 14 de diciembre de 2010

La verdad es que poco sé de los campos de maíz. Soy de un estado pobre, agrícola y con grandes extensiones rurales. No conozco el campo.

Viví dos años cerca de cenotes y jamás fui a uno.

Deseo con todo el alma ir a París. Tan lejos.

Tan cerca el mar, el acampar.

Tan ciertos la falta de dinero, tiempo y disposición en todas las combinaciones posibles.

Al lado aventurero hay que despertarlo a patadas.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Ya inició.

Quería empezar con la misma palabra del título pero acabo de arruinarlo, ya empezó el fin de año. Diciembre es un mes en el que me obligo, o más bien me permito ser feliz. Muchas veces fue opacado por mis anhelos infantiles y mi educación televisiva, yo quería una Navidad al estilo Picapiedra, Supersónicos o ya de perdida a lo Chip and Dale. 

Mi realidad era más bien una familia común y medio disfuncional como todas, un paisaje alejado de la postal de nieve y chimaneas y cercana a lo tropical. Fue en mis tiernos años que conocí la  desilusión y al terminar las fiestas la melancolía estilo "elotroañodeseguroesmejor", ahí empezó mi relación amor-odio con estos sentimientos que me permito decir son la sal y pimienta de las existencias sencillas com la mía.

Con el paso de los años no puedo negar que sigo anhelando una imagen difícil de alcanzar, sobre todo cuando las creencias religiosas cambiaron drásticamente, pero yo como en Japón o cualquier comunidad pro Santa Claus no dejo de disfrutar las celebraciones sólo por el simple hecho de reunirme con gente que nada más en este año reencuentro.

Presente: 

Estos días he salido del trabajo más tarde de lo normal, es tiempo de cerrar ejercicios y quiero ganarme mis vacaciones, eso y el hecho de que el anochecer comienza más temprano ayuda a que mi recorrido, que incluye una explanada con un árbol gigante con luces y esferas convierta mi corazón en una mezcla de ponche y villancicos.

Sí, esta entrada derrama miel, simplicidad y clichés, de los que contrariamente a mi costumbre no me disculparé.
Sonrisita y abrazo al mundo, sí cómo no.


Vamo'aver qué sigue.



martes, 30 de noviembre de 2010

Adiós Noviembre. Hola Diciembre.

Querido blog, está tan démodé disculparse contigo por no visitarte que ay, nunca lo he hecho, sobre todo cuando fue pecado vergonzoso tipo esqueleto debajo de la cama, pero cómo decirte que te amo, cómo decirte que te amo y aunque me hayas dejado ir a probar otros labios  te he comparado hoy como siempre, la verdad no saliste ganando pero más vale pájaro en mano que ciento volando.

Nada más vine a decirte que no he hecho "mucho emocionante", así nada más, nada "mucho emocionante", a excepción de ir al Df para ver Harry Potter and the deathly hollows part. 1 (qué bilingüe), a mí sí me gustó y me falta ir otra vez para verla tres veces como debe ser, y ya, tan tán.
No llores demasiado, te prometo de findeaño que en diciembre vendré más. Sí, sí, creéme y no llores, te dejo unos pañuelitos y $10.00 para que te compres dos Carlos V, ahí me guardas uno pa' cuando regreses.

Te cuidas, besito-muá.










viernes, 5 de noviembre de 2010

Inquilinos que desean un concierto perpetuo.

Que nadie rente la habitación de arriba, no ves que los precios están por los cielos, ahora nos falta para el pan. Comeríamos pasteles pero andamos de anticursis alérgicos al merengue pero no al charlestón. Ay, eso ni fue.

Ellos tienen un par de gatos que compraron para alimentar y darles libertad, la necesidad paternal es cubierta con un perro café oscuro. Ella dice que parece de peluche aunque de pedigree no tiene ni la marca del alimento.

Él aprendió a cultivar especies en la cornisa de la ventana que colinda con otra ventana, tan Friends pero sin el glamour de Nueva York. Juntos ven el canal donde chefs hacen que recetas imposibles parezcan posibles. Nunca han ido a comer a un lugar donde el plato cueste más de $300.00, tan burgueses.

Acaban de descubrir que les gustan las baladas de los 50's, las gringas, esas con toques de cabaret y guiños de ritmos latinos. Ella quiere rentarle un smoking que combine con sus peep toes. Él está a punto de decir que sí mientras canta que es italiano o algo así.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Conformismo aceptado.

El verdadero terror es sentirme derrotada ante las circunstancias, lo acabo de descubrir, el conformismo puro, la aceptación a preservar un estilo de vida es lo que aplasta todito mi ser. Aún cuando pareciera lo contrario ya que no me distingo precisamente por ser una persona activísima, si alguien pudiese recriminarme me defendería diciendo que mi físico permanece quieto mientras mi deseo se conserva en una eterna indecisión.

En un capítulo de How I met your mother que acabo de ver, los protagonistas entran en un estado parecido, en el que viven situaciones que no eran las que consideraban ideales en sus épocas de juventud e inocencia perpetua. Cuando por fin comienzan a aceptarse en un rumbo distinto al que planearon, en especial el caso de Ted Mosby, resurgen oportunidades para enfocarse en la meta olvidada. Ahí es cuando aparece el dilema de dejar algo que se aprendió a querer, la elección entre el confort o el trabajo excesivo de un quien-sabe-si redituable reinicio.

En realidad no me encuentro en ese punto, casi siempre tengo varias oportunidades, pero ninguna abre la puerta exacta hacia el sueño dorado que debo confesar con algo de vergüenza he olvidado exactamente qué es. Quiero creer que eso no es totalmente malo, lo que conservo son los apuntes y ahora me toca volver a trazar el esquema, sólo que he aceptado que hay lineamientos de los que no me puedo deshacer.

Quisiera decir que he aprendido a ser feliz con lo que tengo, tema que traía en mente cuando comencé a escribir, pero si quiero ser totalmente sincera, confieso que estoy terminando estas líneas sin distinguir la frontera exacta entre conformismo o adaptación. Claro que a estas alturas de la vida este hecho me aterra, ya no soy una joven promesa, pero vamos, esto no se acaba hasta que se acaba y el letrerito de FIN afortunadamente todavía no me llega, si así fuese preparen una nutella de 5 kg. que eso quiero que me pongan en mi ofrenda, apréndanselo muy bien.

martes, 2 de noviembre de 2010

Sin tema.

En octubre (casi) nada puede salir mal, siempre ando pregonando que el ambiente de otoño se siente diferente aunque mi hermana me tacha de exagerada mientras nos abanicamos y limpiamos el sudor que provoca nuestro clima tropical.

Octubre se terminó y nunca terminé de explicar que la incidencia de los rayos solares provoca sombras distintas y que las lunas son las más bonitas del año y que podíamos disfrazarnos pero no lo hicimos. Podría lamentarme por otro año sin peluca rosa y sin carro con el que podría haber visitado las tumbas y ofrendas que este año se me pasaron de lado.

Suspendí un viaje a las tierras con pan relleno de queso y espolvoreado de azúcar, me perdí la niebla y el frío aguantable, pero sucederá, con tantita suerte en este mismo año.  Lo que sí pasó fue que participé en la elaboración de una ofrenda, mi encargo fue encender el carbón que quemaría el copal, mis pobres brazos recuerdan la debilidad de una vida sin ejercicio. Aguanta corazón, que faltan dos meses y son mis favoritos. Así de simple, como el hecho que me he vuelto fan de Can't help falling in love y Always in my mind, a la vanguardia... siempre.


jueves, 21 de octubre de 2010

Fin de semana en el DF. Capítulo: Corona Capital

Vivir en el DF era una idea que tenía muy fija desde hace unos años, por conveniencia laboral y económica esto no ha sucedido y no estoy segura que alguna vez se podrá, aún así las visitas que he realizado siempre dejan un saldo a favor.

El fin de semana pasado me volé no uno, no dos, sino tres días en el trabajo que a pesar de todo no he perdido. Aunque esa es otra historia.

El motivo de mi visita a la gran ciudad (como decían en las películas setenteras) fue para ir al festival Corona Capital, donde se presentarían varios artistas. Los que me tocó ver fueron los siguientes:

Minus the bear.
De ellos escuché sólo las últimas dos canciones de las que entendí poco y más bien sirvieron para irme acomodando en el lugar.

She's a tease.
A quien sólo les concedí unos minutos para decidir cambiar de lugar.

Napoleón Solo.
Ellos estaban el el escenario más pequeño, estos chicos españoles me hicieron recordar los 29 años que llevo a cuestas, principiantes con un sonido poco definido pero con una energía bastante pegajosa.

(Paréntesis para ir a un stand a ver a Adanowsky casando gente en una especie de registro civil de kermesse)

Triángulo de amor bizarro.
No es mi estilo favorito, además de que el sonido y la extraña pronunciación de los españoles me impidió entender las canciones que no conocía. Tal vez fui de las pocas que pensaron esto porque atrajeron a muchísima gente, así que la energía del público más la proyectada por Isabel Cea incluyendo el duelo de guitarras que protagonizó junto a Rodrigo hicieron que la media hora durante la que tocaron no pasaran en vano. 

Flyleaf.
Hasta acá mi emoción por ver a los artistas que de verdad esperaba estaba en receso, a este grupo lo escuché sentada en el pasto mientras intentaba hacer funcionar mi teléfono comprobando el tan comentado fallo en la conexión telcel.

En este momento pasó algo que cambió mi ánimo por completo, perdí por así decirlo una cantidad de dinero que representa bastantes días de trabajo, bajón de ánimo, lágrimas, ayuda para buscarlo y suspiritos que se intentaron dejar de lado para seguir con el concierto y mi fin de semana. Debo confesar que esa pérdida aún me duele y me hace creer que una de mis funciones en este universo es ser proveedora de otros con todo lo que he perdido por descuidos tontos, pero bueh, esa es otra historia y al final lo material puede recuperarse (en este caso las frases clichés son más que válidas).

The temper trap.
Aún con el ánimo apachurrado alcancé a disfrutar canciones que no conocía muy bien, no mentiré al negar que la canción que esperaba era Sweet disposition, como fan de 500 days of summer debo confesar que las notas de esta melodía aunadas al estado de ánimo que me cargaba me provocó el primer nudo de garganta del día.

Regina Spektor.
La primera de los favoritos, con ella alcancé un lugar muy decente dentro del público, la mayoría eran fans mujeres acompañadas de amigos y novios medio resignados a quienes, a pesar de todo les resultará casi imposible  negar el talento de esta chica. Canciones-éxito que sumados a su increíble voz,  ojos grandes y claros,  piel palídisima,  labios rojo alucinante y carisma me regresaron un poquito de la felicidad que había perdido. Algunos se quedaron esperando Us y Hero (al parecer el soundtrack de 500 mueve fibras en muchos) yo con That time, On the Radio y Fidelity me dí por servida.

James.
Uy, consentidazos, a partir de ahí era de decidir en qué escenario quedarse una hora mientras en el otro tocaba otra banda, a riesgo de ver unos cuantos puntitos a lo lejos y sufrir por la inestable calidad del sonido. Echo & the bunnymen fueron vistos a través de pantallas hasta que llegó la hora en que Tim Booth y compañía entregaron sin temor a sonar cursi el corazón. Fue con She's a Star cuando de verdad retuve una lagrimita de niñita cursi. A lo largo de la presentación mi yo interno bailaba desenfrenadamente, el exterior no lo lograba porque ay qué pena y no había mucho espacio alrededor. Por supuesto que amé Say Something, Sometimes y  Laid.


El final llegó con una larga espera entre muchos empujones y la emoción de ver a través de pantallas a Interpol que se presentaba en el escenario contrario al que yo esperaba la última banda. La verdad sí me aburrieron un poco, y las últimas canciones sonaron a una  sola e interminalbe, pero vaya, la presencia de Paul Banks despierta en casi todas un deleite puberto. Vestido de negro, con una voz enigmática y pose de poder sostener un martini con la elegancia de James Bond hizo pequeños oasis entre mi tortura de sed, hacinamiento y cansancio.

Pixies.
Los más esperados, a quienes desafortunadamente no pude disfrutar como merecen por problemas de posición entre el público, mi acompañante y yo salimos huyendo buscando un poco de aire y agua. A lo lejos nos emocionamos con Here comes your man pero nos perdimos las imprescindibles La La La Love you y Where is my mind. El bajón nos tomó a los dos y tuvimos que emprender la retirada adelantada con otros tantos para alcanzar el metro. Algún día repararemos este sacrilegio.

Aún con todos los problemas y tragos amargos la experiencia valió la pena. Eso es vivir, tener comodidades y pocos sobresaltos contra emociones nuevas, lágrimas y música que hace saltar el corazón. 

No queda más qué decir, después del recuento concluyo que la música me hace tener un poco de fe extra en la felicidad.


Nota al margen: Sé que las fotografías de concierto tomadas desde un celular apestan el 99.99% de los casos, pero las ganas de preservar esos momentos son necias y no entienden de razón.

martes, 14 de septiembre de 2010

No te metas con mi cu-cu cursi side.



Yo no soy insensible. Es que sólo acepto mis muy propias cursilerías.

En este caso el mis muy propias enfatiza que soy una dictadora, yo decido de qué cosas está bien no avergonzarse. Tengo el derecho de hacerlo conmigo misma, ¿o no?. Pero vamos, a quién engaño cuando me deshago en justificaciones.

Es que son los días con un spm intenso y prolongado que en realidad no caen en la categoría spm sino ñoñita yo soy. Por ejemplo, no puedo quitarme el nudo en la garganta que me hizo esta miniserie:



o escuchar Perfect de Depeche Mode, y I'm your man de Leonard Cohen o ver el final de 50 First Dates y parecerme el epítome del amor el que cada día el protagonista tenga que enamorar como si fuera la primera vez a la desmemoriada Drew Barrymore que ohdiosnuncaenvejeceráesamujer.

Es el ritmo de vida que llevo estos meses, quiero creer, pero sé que en el fondo la niña que era demasiado grande para llorar y enojarse porque Terry y Candy nunca están juntos sigue ahí. Aunque esa es otra historia porque todavía recuerdo mi primer acercamiento con internet: mi hermana me enseñó a buscar algo y ajá, lo primero que tecleé fue Candy, búsqueda que me llevó a encontrar desde dulcerías hasta galerías no aptas para menores, eran los tiempos antes de Google. El caso es que descubrí un foro de chicas fanáticas y entre ellas alguien escribió el fan fic que para mi hasta ahora es el único y verdadero final de esa historia de amorts.

¿Qué saben de la vida si no pueden juzgar y reírse de aquellos que nombran a su pareja con apodos empalagosos y comunes como amor y gordito mientras tararean No one's gonna love you more than I do, porque juran que así es como debe ser el amor.


No se cofundan, todos los que no son yo siguen pareciéndome ridículamente ingenuos y ash qué flojera me dan.

Just kiddin'



martes, 7 de septiembre de 2010

De trabajo y viajes en carretera.

La semana pasada fue una semana que no veía terminar, todo porque el fin de semana anterior fue suprimido, así de un tajo, con la simple orden del jefe para trabajar sábados y domingos todo cambió.

El trabajo que tengo actualmente es bastante tranquilo, a comparación del que tenía hace más de dos años, así que cuando ocurrió el cambio pensé que no lo aguantaría, pero algo el organismo debe funcionar con un tipo de memoria que se acostumbra al ritmo de trabajo requerido.

En esta ocasión el esfuerzo físico no era tanto, todo se realizaría en una oficina con aire acondicionado y la libertad de llegar un poco tarde después de un pequeño recorrido en carretera y un almuerzo calórico y azucarado (del que aún sufro las consecuencias). Llegábamos, trabajábamos, pedíamos tiempo para ir a comer y descubrí que en ese pueblo mucho más pueblo que en el que habito la única diversión consiste en tomar caguamas en las especies de miscelánea/fonda/bar que existen. A pesar de que la mayoría de las casas ostentan una antenita de Sky lo hacen para sintonizar La Rosa de Guadalupe o capítulos viejos de Mujer :Casos de la vida real, ese sin duda es otro tema.

Al final del día teníamos que regresar, iba con un compañero al que le tocaba manejar cansado y somnoliento. Hecho por el que el último día salió mi lado Hulk cuando llegaba la medianoche, comenzaba a llover y no nos íbamos por cambiar unas simples notas en unos simples planos.

En esa discusión la persona que nos revisaba dijo que si no era más importante el trabajo que dejábamos a lo que contesté que un seguro y rotundo NO. Creo que ahí las otras dos personas perdieron algo del respeto hacia mi, siempre nos comentan que debemos dar una imagen profesional y altamente responsable. Yo no puedo evitar un poco de vergüenza al admitirlo, pero hace ya un tiempo creo que hay cosas mucho más importantes que un trabajo y que me disculpen pero mi seguridad es una de ellas.

En el camino de regreso yo no tenía ni humor para tratar de mantener despierto con mi plática al que iba en el volante. Cinco minutos después de salir del pueblo los hechos me dieron la razón de una forma que no podría alegrarme para nada, pasamos al lado de un auto bastante dañado por un choque, no alcancé a ver detalles ni lo busqué, ya había gente que ayudaba alrededor y parece que no pasó de un susto, pero, ¿qué pasaría si por acabar algo que podría haberse mandado por correo electrónico unas cuántas horas después el accidente estuviera de nuestro lado?

Tengo un gran conflicto con los automovilistas y su excesiva confianza en que nada les pasará aún cuando manejen alcoholizados o cansados al extremo. Las estadísticas demuestran lo contrario. "Nunca me ha pasado nada"... hasta ahora, la excusa más simplona que me pueden dar. Llámenme exagerada. En eso, sí, vaya que sí acepto mi exceso de precaución.

El chiste es que pasaron nueve días de esos donde se trabaja más de 12 horas. ¡Ah!. ¡Qué recuerdos!, ¡Qué tiempos!. Esos que no extrañaré.

¿Y mi cerveza 'apá?

martes, 24 de agosto de 2010

Remedios simples.

Para llegar a mi trabajo tomo el transporte público y recorro aproximadamente 500 metros caminando. A la hora de la comida tomo un taxi porque el sol está a todo lo que da y prefiero gastar unos pesos a maltratar aún más mi pobre piel. En todo tipo de recorridos uso audífonos con la música que tengo cargada en el iPhone o una estación de radio mexicana que acabo de descubrir y me hace feliz. Me he dado cuenta que todas las personas que viajan solas (recorridos largos o pequeños) comparten ese comportamiento. Llevamos la música por dentro, o al menos de acompañamiento permanente.

Alguna vez leí a alguien que ansiaba llegar a su casa para escuchar un disco nuevo que esperaba con anticipación, se negaba a hacerlo sin poner la atención necesaria a la música y dejarla como un simple acompañamiento. Al principio este comentario me pareció exagerado y me rehusé a adoptarlo alguna vez. Hasta hace un par de días mientras trabajaba, cuando sentí que un hastío arrollador me invadía, era cansancio con dolor de cabeza y ganas de darle una patada a la computadora para salir corriendo de ahí. Aguanté como las grandes hasta que terminó la jornada.

A la hora de la salida estaba a punto de sacar los audífonos cuando levanté la vista de mi bolso y aunque suene totalmente cursi, vi el panorama completo, en una especie de postal. Sentí que los ojos y los oídos se destapaban, la liberación del enfrascamiento en detalles (esos que siempre me agobian) para explorar lo macro, por llamarlo de alguna manera. No fijé la vista directamente en las placas de los carros, los zapatos de las personas o los letreros de los comercios, bueno sí lo hice por precaución peatonal, pero le di una oportunidad a la fotografía completa.

Dejé guardado el teléfono y dediqué una hora de mi tiempo sólo a caminar y escuchar el sonido ambiental. Me liberé de la dictadura auditiva autoimpuesta y me rendí a lo que se me ofrecía. Poco a poco la calma llegó a mi.

Creo que uno nunca sabe lo que podría aparecer en el horizonte y yo quiero darme cuenta antes que nadie, en primera fila y sin distractores.



Dejé los audífonos no por excentricidades melomaníacas sino en búsqueda de eso que algunos llaman paz. Ahora trato de no llevarme el mismo esquema audiovisual de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. No he dejado de lado que algunas veces el soundtrack personal es necesario, pero intento, por qué no, dejarme llevar por el mundo, que de vez en cuando alguna cosa buena debe ofrecer.

domingo, 22 de agosto de 2010

III. Maquillaje.

Ojalá pudiera delinearme los ojos, con pincel y líquido negro como debe ser. No al kohl.

Me tomaría una foto despeinada, con pijama pero sonriente por la mirada de diva cincuentera. Tendría eso y faltaría la cintura pero eso es demasiado pedir. Las medias se sustituirían por mallas y los tacones por botas a la rodilla saltándome una década más. Ajá, ¿y la pijama?

La hora perfecta para contarte estas cosas es una como esta, cuando llega el tiempo depresivo de recordar lo que ya se fue. Estaba a punto de contar cursilerías pero debo ir a practicar. Conseguí el espejo y la luz blanca. La vida mejorará.

jueves, 19 de agosto de 2010

II. El problema es (sin arjonismos o en el intento).

En los días como hoy que el trabajo es tan aburrido como ver qué tan larga puede hacerse una cadena hecha con clips llego a conclusiones tan sosas como la siguiente:

No doy mis opiniones tan fácilmente y la mayoría podrá pensar que soy muy callada, muy seria, o lo que yo misma pienso, muy aburrida. ¿Cuál es la razón?, me cuestiono.

Mi mayor problema es estar consciente de que siempre habrá alguien que piense, entienda, explique y cacareé algo más bonito que yo, entonces me contraigo como esponja seca y nada, a ver sáquenme de ahí.

Me falta esa seguridad para salir de mi silencio y atreverme a contarles cosas que wikipedia, IMDb o cualquier poeta medianamente sensible les dirá mejor que yo. Este ostracismo (qué bonita y socorrida palabra) no ocurre sólo en el blog al que desde hace mucho di por causa perdida. Es con la gente que convivo en carne, cercanía, olfato y tacto quienes me preocupan.

Parece que no me interesa conocer gente nueva y que doy por sentado que aquellos que me conocen de verdad tendrán la paciencia para escucharme y siempre estarán ahí a pesar de que los vea cada año porque nuestros destinos nos separaron. Ajá, el asunto es que empecé a mortificarme porque esos que me conocían están cada vez más lejos y más ocupados con sus nuevas vidas porque sí tuvieron el tino de 1. Conocer gente nueva o 2. Conservar al menos las más importantes.

He ahí cuando el sentimiento de soledad se vuelve aplastante, es como tener un millon de bracitos esperando conectarse y darse cuenta que los enchufes existentes son de otro continente. Dicho más simple, nomás no me hallo.

Sí, me siento en un monólogo eterno, aburrida y desmotivada. El único consuelo que me queda es que a la mayoría de los que conozco en persona son unos zoquetes y qué bueno que me libro de ellos. Entiéndanse bien, no los considero más zoquetes que yo (bueno, a veces sí) pero sí lo suficiente para no darse cuenta de lo que son.

Deprimente y amargado.

La única solución que se me ocurre es ser más receptora y en una de esas alocarme y que no me importe ni me muerda la trenza al ser transmisora. ¿Ud. qué dice?.

Acá entro yo misma respondiéndome: Inténtalo, ¿qué podrías perder aparte de la dignidad? Joi, joi.


martes, 17 de agosto de 2010

I. Sin culpa.

Una me vez me dijiste que creías en el paraíso pero no estabas seguro cómo sería.

Aquella vez quise creérlo yo también, un paraíso personal. El de la idea judeocristiana en el que se pierden los lazos familiares y afectuosos me sonaba a infierno.

Han pasado tantos años. Tantos que se ha perdido todavía más la fe. Quisiste estar a la moda y te encuentras sin dios, así sin máyúsculas. Ahora me haces compañía cuando pedimos un café sin remordimiento, no nos importa ni siquiera arruinarlo con azúcar y crema. Déjalos hablar.

lunes, 26 de julio de 2010

De tres en tres.

No debí decir adiós cuando todavía usabas zapatos de color.

Así me dijiste a la vez que me regalabas una jaula con un canario, yo quise reír pero la tristeza del encarcelamiento hizo el equilibrio entre la lágrima invisible y la sonrisa fingida.

Después fuimos por un helado de yogurt y volvimos a empezar.

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Me aferré al té helado y la tarde de lluvia sin frío, era imaginar una ciudad que no sabía si podría conocer. Usé mil verbos y aún más adjetivos. Pasó el tiempo, conocí otra ciudad aunque nunca la de los sueños. Regresé. La huida se pospone. El té helado permanece aplacando el calor.

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Alguien me recordó las cáscaras de papa, esas que se fríen y con un poco de cebolla y chile saben mejor. La cosa es que nunca las he probado más que en mi mente y ni así paro de salivar. La frase cáscaras de papa es mi pelota perros de Pavlov.

lunes, 12 de julio de 2010

Entre tiendas.

Entre piñatas te veas...

inflando globos que en el letrero alguien confunde y pregunta cómo son los globos de hielo. Después de la risa contenida pensé que no sería tan mala idea, de hielo delgado, tipo cascarón, adentro una orquídea, una rosa blanca o algo igual de cursi para no olvidar la infancia de la Bestia que sufre porque la Bella no lo ama y la flor está ya a cinco de marchitarse.

He aprendido a tratar a la gente, a reecontrarme compañeros de escuela que me entregan caras conocidas pero no sus nombres, me dicen que no sabían que vivía acá (recordad que de estos lares lo que se busca es la huída). Acá ando, desde hace dos años, contesto, sonrío y reprimo un suspiro.

Soy como un globo de hielo, de esos que no pueden volar.

Hambre a las 4:10 hrs.

La cucharita que da vueltas en el café con leche, la revista que antes hablaba de todo para la mujer actual y ahora se llena de chismes como todas las demás.

Se le da una mordidita al polvorón porque 350 kcal. por porción es una grosería, o una desfachatez. Desfachatez no es la palabra adecuada pero la boca a veces pide pronunciar palabras. A mí me pasa, de repente necesito exclamar (sí, exclamar) galáctica, chupamirto o malandrín, sepa usted por qué.

Podría parecer un desayuno pero no lo es. Es la aceptación de la que aún vive con sus papás y por ahora no tiene empleo. Hablo de mi en tercera persona y cuento dos detalles vergonzosos (o re-cuento). Después de imaginar un almuerzo que ocurrirá a mediodía en plena madrugada ya nada pena me puede dar.


Nota al margen: Amo no trabajar y amo vivir en mi casa, ¿qué tan mal suena eso? No me juzguen, ámenme.

viernes, 2 de julio de 2010

Sin editar.

Esta semana ha sido de estrés a mi alrededor. Sigo en la condición espectadora, dentro de la burbuja de gravedad suspendida mientras todo alrededor gira que gira (con referencia a la música de la adolescencia).

Me gusta la tranquilidad, aunque eso de ver más personas que las que siempre veo es urgentemente necesario, pero no cualquier persona, ando de un quisquillosa de lo peor y prefiero evitar que algunos conozcan mi lado oscuro, sé que no lo soportarían. Ay, ay y no es porque sea de lo peor, es porque los egos inflados no aceptan las espinitas, por muy tiernitas que las tengamos.

Las ventajas de no tener un horario definido son deliciosas para el sueño, malas para el estómago y tal vez para las arrugas, mi mamá dice que no me sirve de nada cuidarme la piel si no duermo a mis horas, prefiero hacer oídos sordos a eso. Mi reloj biológico no entiende de reajustes si no es por obligación monetaria (traducción, por un trabajo).

Ha sido una épocda de descubrimientos musicales pequeños, más que grupos he descubierto canciones y eso me da un poco de tristeza pero no la suficiente para no ser aplastadas por la emoción del mundial. Qué bonito es dejarse llevar por la emoción de un ¡GOL! . Es más, ahora mismo escucho gritar a lo lejos a José Ramón vs Faithelson en ESPN, ya le cambiaron y me dan ganas de levantarme para saber el chisme. Mi papá acaba de decirme que es por una apuesta de desnudo por la salida de Brasil de Sudáfrica 2010. Mi reposo puede continuar.

Estoy estancada, repitiendo las películas que me gustan y gastando el tiempo en cosas que no exijan tanto mi atención. No me he perdido las idas al cine para las taquilleras, Toy Story 3 en las que no puedo decepcionar, lloré; A Nightmare on Elm's street donde Freddy Krueger hizo falta (ese no erea Freddy por piedad) y a falta de hermana en casa me estoy perdiendo Eclipse, pero esa historia me hace enojar tanto que no hace falta.

Las buenas noticias es que ya salió el trailer de Harry Potter and the deadly hallows y el cabello me sigue creciendo.

Sigo básica y también de una forma básica feliz. Ahora quiero la forma compleja, por favor.




jueves, 17 de junio de 2010

Esta vez se vale ser fan.

México 2 - Francia 0

El día llegó, una felicidad pequeña que por un momento nos quita el peso de las preocupaciones. Existen aquellos a los que la celebración de un partido de futbol les parece vana e inapropiada. Tal vez aquellos que festejamos no tengamos defensa, no nos queda más que alegar el respiro y la felicidad de los detalles. No nos amarguen por favor. Hoy no.

Yo sólo veo pasar, como si se tratase de un tren de dimensión desconocida en donde mi casa-vagón permanece estático mientras el mundo circula. Podría llamarle la magia de la televisión, pero es tan de los 70's que ni puedo recordar, no existía ahí.

Puedo hablar de la perfección de la vuvuzuela resuelta por una aplicación en mi teléfono, ocurre para no lamentar el hecho de no ir a un estadio desde la universidad. Algunos le llamarían falta de vida, ay pero si tienes que salir; para las cosas semimposibles la tecnología, estas vacas flacas están pastando y pronto leche darán, por ahora la modestia.

Mientras tanto apago la veladora del santo recién inventado que a la cera clamadora aún le queda chamba. La ilusión de un par de partidos más nos espera. Yo, prometo creer, y hasta que la realidad me llegue me dedico a flotar.

sábado, 22 de mayo de 2010

Los cínicos también pueden amar.

You're not my dream girl.
You're not my reality girl.
You're my dreams come true girl.

Es la frase de canción más bonita, cursi, emotiva, ay amor que he escuchado estos días.

Podría decir que cualquiera caería a los pies de quien le dedicara a uno semejante pensamiento, pero la verdad es que el mundo está lleno de cinismo y al formar parte del club sería hipócrita calificar a quienes los fans incondicionales from hell les da igual como sincorazón. Favor de no tomar como presunción lo anterior, que seguidores así no he tenido, pero la idea es esa, escondida y relatada entre líneas mal resueltas.

Los días de regreso en mi casa suceden suaves, escurriéndose en el calor más aterrador de varios años y aun así con calma (fíjense nomás). Encontré un trabajo tranquilo y para nada estresante, es provisional y me permite cambio de planes. Esos que no tengo y no busco, pero la posibilidad de la no eternidad me refresca (mental y no físicamente, qué más quisiera yo).

El asunto del cortejo, dedicación amorosa, alegrías y tristezas en pareja me ha llegado a través de varias pláticas con amigas y con frecuencia sorprende lo poco que cambiamos al crecer. Ahora que los 29 me pesan me siento más distante que nunca de ellas; me hablan, escucho con interés y opino por el afecto que nos une. Entenderlas y adueñarme de sus historias es harina de otro costal y me resulta lejano como nunca.

Es la edad, digo yo, cuando era adolescente hubo hasta maestros que le comentaran a mi mamá "ten cuidado porque es demasiado niña" advertencia que no acabé de entender, en mi mente si no hay una rubia que me esté sonsacando no existe el peligro. Luego entonces creo no existe más explicación que estoy envejeciendo y no a velocidad normal sino a 16x, porque corazón si tengo, si no me creen escúchenlo cuando pega de brinquitos cada vez que escucha esta LA canción.




miércoles, 5 de mayo de 2010

Los viajes que se hacen.




Viajar no resulta siempre perfecto, ni fácil. A algunos parece que se les da de manera natural ir de una esquina del mundo a otra. La forma esferoide del planeta impide la existencia de esquinas, pero la idea es esa.

A otros se nos permite ir unos cuantos kms. más allá de la casa, como una probadita de lo que puede ser si se le echa más ganas. A mí me han tocado pocas y no siempre al lugar más anhelado, pero sí con un resultado amable. Como ejemplo tengo el mes de abril, donde habité en la ciudad más violenta del mundo, dicen, y es ahí donde parece que la vida sigue igual pero no.

La gente continua trabajando, estudiando, fracasando, queriendo y todos los gerundios que un promocional siéntete orgulloso de ser mexicano puede abarcar, el hecho es que la presencia de la violencia se nota, en las pláticas, en la cancelación de viajes por carretera y sobre todo en el paso de que los hechos violentos van mutando de impresionantes a cotidianos.

Al final debo decir que no conozco tantas personas de esa ciudad, ni salí tanto para comprender el fenómeno completo. A mí tan solo me tocó regresar a un lugar que ya no representaba ninguna oportunidad para mi. Hace 5 años fue diferente, me di el lujo de ir de un trabajo a otro y luego regresar al primero, las circunstancias se presentaron para vivir en una zona bonita y demás. Ahora, la edad adulta me dice que no hay que dejar tanto a la suerte, de alguna forma aplicar lo del trabajo arduo, el pan resultado del sudor y toda esa alharaca que inspira después de ver el dvd de Rudy y luego se convierte en qué poquitos anuncias de clasificados hay.

No todo es seriedad y sentencias de situaciones que no puedo explicar. Quedan los buenos recuerdos, las fotografías, el presente que se vivió y el futuro que por qué no, puede ser mejor.


lunes, 29 de marzo de 2010

Después de leer los clasificados.

En el último concierto que fui intenté llevar una lista del playlist, medio escribía en las notas del teléfono canción por canción, me emocionaba identificarlas y me angustiaba que no tocaran la que yo esperé por tres meses con tanta emoción. No la tocaron.

No hubo tristeza, sólo un cachito de fe menos en el mundo... o no. El bálsamo para la tristeza llegó con la típica compra de la playerita que mejor serigrafía aplicó, pero me faltó un hotdog, no puedo lograr el cliché de comer después de una fiesta, noche de copas (noche loca) y/o similar, pero el metro estaba a punto de cerrar y chin, no llevábamos tanto dinero. Desde que somos los parientes pobres del amor aplicamos la torta en el camión y los dulces escondidos en el cine. Mentira a medias.

De lo anterior han pasado tantos días que parece fue en el 2000, como la canción de la chaparrita que medio me caía bien y ahora medio detesto.

En otras noticias, estoy sin trabajo pero con el alma ligera. Esto se ve plagado de lo etéreo, ¿qué tan falso es el corazón y el alma? no quiero pensar. El punto es que ya no soy burócrata y por ahora eso me hace feliz.

Esta semana también iré al norte, unos días en el que alma y corazón (otra vez) vacacionarán. El dinero es preocupante y encontrar la fuente de trabajo más. Ya habrá tiempo para resolverlo. Asumirse kidult de vez en cuando se convierte en un paquete pesado y difícil de manejar.

Habrá que ocupar los brazos fuertes o hacer de tripas... ay, corazón.


sábado, 20 de marzo de 2010

...But the everyday just can't compete with the beauty of a polariod




Los días pasan y parece que nada cambiará, es lo que se desea, lo que se prepara, se impulsa y se corre. Hasta darse cuenta que un tobillo estaba amarrado a algún tipo de centro malvado y la meta que se creía cercana está igual de lejos que en un principio y te das cuenta que corrías en círculos. Una enorme gota tipo anime se siente detrás de la cabeza o en su defecto la cara se convierte en una enorme paleta con el letrero sucker, aquello que el coyote se sabía momentos antes de caer al abismo. La ventaja es que parecemos tener mil vidas como él, aunque nuestra diferencia es que sí envejecemos.

Algunos dicen que debo aprender y madurar, que la vida es de retos y yo no puedo entender la idea de apechugar esa inconformidad. He buscado una y mil maneras de hacerlo, mil y un veces termino con el corazón roto y fatigado. Vuelvo a empezar pero algo se descompone en el sentido común porque elijo el mismo camino que me llevó al fracaso.

¿Entonces cómo es la onda? ¿Se vive lo real y se refugia en la belleza de la virtual, lo intocable y lo efímero? ¿En el intermedio del pedazo de pastilla que se toma para saber la realidad pero con el chance de volver al letargo?.

Creo que no es así, y en los sábados por la tarde mi optimismo sale a flote para darle una patada en el trasero a mi decepción y decirme con la misma voz juvenil: Anda vuelve a intentar.

martes, 23 de febrero de 2010

Re-inicio.

La relación amor-odio con el sol se inclinó al lado favorable esa tarde mientras esperaba apoyada en el carro viejo con la piernas descubiertas pegadas al metal caliente. El aire acondicionado nunca funcionó y afuera se estaba mejor que adentro. No parecía querer disminuirlo, con las botas de cuero y el cigarro encendido consumiéndose entre los dedos, el miedo a los dientes amarillos hacían de su hábito un adorno a la acitud.

Sacó unas cuantas monedas de la bandolera y decidió entrar a la tienda mientras el acompañante terminada de indicar el aceite, el aire en las llantas y todas esas cosas que no entendía. Dos latas de sprite y una bolsa de doritos serían los acompañantes.

La radio sintonizaba un par de estaciones, pero gracias a algún tipo de cielo en el que aún creía podrían hacer uso de todos los mixtapes que resumían su historia. La gasolina fue el último detalle. Subieron casi en sincronía y arrancaron. Era la huida perfecta. Empezaban la vida de la que ninguno de sus antiguos conocidos sería testigo jamás.

domingo, 21 de febrero de 2010

Tendrán que...

pasar varios años para lo haga una recopilación de lo que vivo hoy.

Con eso de que me gusta hablar del pasado.

Las letras serán pocas con eso de que falta una pizca de emociones.





sábado, 20 de febrero de 2010

Dejar el nido.

Llevo varios días pensando en la idea de independenciay que a mis casi 30 años no me resulta tan cómodo depender de mis padres. El no y el tan son agregados porque estar en casa tiene las mejores ventajas del mundo, nunca estar solo, tener comida casera, ropa limpia y una recámara con tv e internet que no debo pagar, ahí es donde los contras entran al desquite, el principal es estar en la lista de aquellos que no se fueron, y eso en una ciudad pequeña tiene una gran etiqueta de fracaso.

Hace años me fui a estudiar en otra ciudad, ahí reforcé el gusto por la soledad, siempre con el arnés invisible de la familia que no dejaba caer, sobre todo cuando no trabajaba y cada semana aparecía como por arte de magia dinero en mi cuenta. Lo más independiente que hice fue decidir gastarme ese dinero en un papel carísimo e inecesario para un trabajo que pudo realizarse con uno diez veces más barato o en escoger unas ruffles con queso y un frasco de nutella para comer (anemia y peso extra a mí).

Después el primer regreso a casa.

De ahí el primer salto lejano, al norte, aquello que parecía una simple semana de vacaciones se convirtieron en 8 meses en un ambiente distinto al que estaba acostumbrada. Un trabajo algo monótono pero gente agradable que me ayudaba a pasarla bien. Intenté a aprender a manejar, me resistí a cambiar mi refresco por su soda pero no pude escapar a que el acento golpeadito se pegara al mío, al cantadito que algunos de allá confundían con el chilango; o a que mi ciudad se perdiera por la idea de un mar para nada cercano. Estando allá llegó mi primera oportunidad de trabajar en lo que quería: construcción, pero tenía que volar hasta el sureste, al dichoso Caribe mexicano.

Fui a dar a una isla, donde aprendí que me faltaba el carácter para lo que en ese entonces creía era mi vocación, agarré fuerza de quién sabe dónde y resistí. Al año me regresaron al continente, la ciudad de vacaciones soñadas por excelencia, al menos de aquellos a los que les gusta la playa. Yo aprendía a querer el mar, y cómo no si a diario convivía con él, en el trabajo nos dedicábamos un poca destruir la naturaleza, digo sin no mucha vergüenza, eso de tener condominios entre el mar y el manglar da una vista increíble, pero los cocodrilos jamás volvieron a salir con la misma frecuencia.

Un año más y el trabajo en la gran compañía se terminó y como regalo de consolación me ofrecieron un nuevo traslado, otra vez al otro lado del país y a otro mar. Deje ese cabo suelto y volví a casa.

Por segunda vez.

En el descanso se atravesó una vesícula inservible, una operación, algunos kilos de menos que después recuperé y muchas entrevistas en el Distrito Federal, la ciudad más grande y cercana al hogar. Aprendí que el metro y google maps eran mis mejores amigos y logré entrar a un despacho pequeño con ambiente más agradable, tuve un jefe que hizo algún comentario de mi nombre y la relación con la religión que profesa para terminar en una plática sobre las elecciones para presidente en EU. Al final las cosas no resultaron como se planearon y volví a casa a encontrar un pequeño ingreso que por no pagar renta, transporte ni alimento resulta similar al que tendría viviendo en otra parte. Al fin de cuentas los mexicanos nos excusamos en la falta de oportunidades y la tradición familiar para quedarnos en casa.

Ha pasado más de un año y la no adolescente (adulta debería decir) en mí sabe que tiene que irse, que aquellas veces en que he conseguido trabajo pero el miedo a vivir con el dinero justo ya regresar a una casa donde nadie me espere debe terminar. Las cartas se han echado decenas de veces y siempre he optado por rechazar el juego, supongo que esto no puede continuar al infinito.

Es solo que quisiera hacerlo por algo que valga la pena, un fin mayor, saber que arriesgaré la comodidad por algo que me guste, no se si sea por la vocación, por el dinero, por la compañía o por descubrir horizontes. Sé que es hora, pero eso de encontrar rumbo y tomar vuelo lleva mucho más tiempo de lo que pensé.




sábado, 6 de febrero de 2010

Cae la noche & play

Cae la noche es un inicio tan trillado que la alegría de lograrlo provocará el final más feliz de los últimos días, sin ser tan catastróficos como los creyentes, aquellos que creen saberlo todo, como si fuera un gran logro averiguar que estamos por llevarnos al traste todo. Al traste, o fregarnos nosotros mismos, jodernos pues, es la pena de jamás decir groserías en voz alta, se piensan y se sienten, se guardan y ahí mueren.



La noche cayó, la música subió de volumen y aunque no hay con quien compartirla es hora de invitar los refrescos, sería vino si mi gusto fuese más refinado, pero falta tanto por viajar y tanto por vivir que me quedo catalogada con los simples de este país consumidor principal de agua carbonatada, como referencia a aquel viejo libro de Rius. Aquel que no leyó a Rius en su adolescencia se ha saltado un paso: el de la rebeldía, aunque haya sido de clóset con la playera del Ché guardada y el libro de marxismo que nunca se leyó.

Llegará la hora de dormir y el insomnio provocado sorprenderá.

lunes, 1 de febrero de 2010

01022010


Las noticias son devastadoras, la cuesta de enero parece no irse, vienen las fiestas de la ciudad y la falta de lavadora hace estragos. Las peores desgracias pasan enfrente y los pequeños problemas agobian con culpa por la superficialidad. Esta vez no es tiempo de decir cosas bonitas, esta vez me las guardo y solo paso a saludar. Hola mundo, gracias por soportar a tus peores huéspedes, prometemos mejorar.

¿Verdad que sí?


sábado, 23 de enero de 2010

Cuando camino un sábado por la tarde.

Recordé una de las eternas preguntas: ¿a qué te dedicarías si no fueses tal -insertar profesión actual-? y es así como el matarilerón. Yo digo que no quiero cosas aburridas como doctor, ingeniero, economista, etcétera y decir sin pena Quiero ser la reina del mundo como la de corazones para ordenar Que les corten la cabeza rematando con un jiji timidón antes de un no te creas. Dicen que ya no puedo ser tan ridícula querida vejez. ¿Será?. Sigo entrenando dedo acusador.

Pocas veces salgo a caminar en la tarde debido al sol de mediodía sobre la capital, no perdón, desvié con una canción de las que ahora oculto, el sol era de las 4 y sí salí, tuve que ir al zócalo de mi pueblote (ejem, ciudad) a un mandado (qué onda con eso de ir a un mandado) y las escenas antes mis ojos parecían de película, poca gente con murmullos en grupos bien definidos más la imagen en alta definición, todo tan brillante, tan bonito que fui feliz y medité (poquito) concluyendo que he vivido en ambientes bien distintos unos de otros.

Reforcé la idea anterior viendo fotos viejas, he tenido suerte de lo vivido y vaya que es raro que piense así pero ¡oh vamos!, es la verdad. Me falta pasar tiempo fuera del país, ahora mismo creo que no es posible pero dicen que la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida así que tal vez, sólo tal vez haya algo en mi futuro que todavía no sé.

En el camino mientras lo anterior descubría no pudo faltar el soundtrack y me topé con una nueva canción favorita. Hela aquí.



Au revoir!

sábado, 16 de enero de 2010

Con playa o con nieve.

Siempre habrá sol en algún lugar, y arena y espuma salada. Alguien tendrá los oídos cubiertos de música y de repente después de escuchar la samba tendrá ganas de llorar. Compraría un gato si no se les cayera el pelo o un perro si no olieran nunca mal. Compraría un boleto a esa playa, la de la persona que llora y me echaría a nadar. Compraría una bebida con coco o con piña y después la consabida Coca, para no dejar a la compañía en quiebra, tanta falta que les hace.

También habrá un lugar con nieve, una fogata o chocolate caliente, por primera vez tendrá bombones o malvaviscos y recordarán la película de los Simpson cuando Flanders le enseña a Bart lo que es un papá, uno cariñoso al menos. Ahí andaría con calcetines y tomaría un baño caliente.

Ahora la tv me acompaña, entre un Anthony Bourdain que a rato me pierde por no tener subtítulos y un comercial que dice debe haber más poetas malos y cantos a la lágrimas, risas y a su producto, el mismo que tomaría en la playa.

Tal vez salga en la noche, repitiendo reencuentros con el pasado adolescente, de ese que hace poco conoció alguien más para descubrir que no fui tan nerda o algo así. No nunca lo fui [del todo], sólo me dejaba influenciar por los personajes buenos aunque en el fondo admiraba a los villanos.

Es hora de ir por un suéter, tengo frío y aunque en otras partes hay sol acá se acaba de ir.

lunes, 11 de enero de 2010

Once días después.

Van once días del año y sigo en la tranquilidad, no llegó la tristeza post-festividades y sí un trabajo que me deja mucho tiempo, un clima agradable y un concierto perdido. Ajá, lo último arruina un poco la felicidad experimentada, se supone que estaría atenta a la llegada de Kashmir a México, pero se me pasó la venta de boletos y bu, lloraré sentada en una piedra.

Hay planes pequeños, como no dejar empolvador mis dvd's de yoga, caminar, tejer más que bufandas, un par de viajecitos, ver y escuchar más. Pasos sutiles que me acompañarán a un destino que quiero y sé que será, sin necesidad de aferrarme a dramas y lagrimeos.

Hace unos días El hombre elefante me pasó un artículo llamado 5 razones por las que no eres feliz y con muchita vergüenza reconozco que yo caigo en todos los puntos, no alarma, aprovechando que estoy de buenas ando en el proceso de mejorar todo.

Aunque tengo listas que cumplir y no puedo evitar hacerlas (además de que no debo) ahora entiendo que no tengo que cumplir cada punto para ser feliz, ya sé que puede sonar a terapia barata pero funciona eso de disfrutar el momento. Resulta que trato de subir la mirada para dejar de enfrascarme en los detallitos que no me gustan, ya me estaba hartando de buscarle a todo un rayón, manchita y desperfecto.

Propongo decir ohm y sonreír. Se vale apuntarse.

viernes, 8 de enero de 2010

2010.

Llegó el 2010 hecho carrerita con reencuentros para el corazón (aw) y a pesar de ser 6 años más viejos se siente como el primer día. El 6 de enero todo desaceleró, mientras un avión despegaba hay nuevas promesas (o vueltas a hacer) y ganas de disfrutar la lentitud. El afán de moverme más rápido de lo que se me atraviesa se ha ido a descansar.

Es un cliché pensar en el año nuevo como una libreta de hojas blancas listo para dibujar, escribir y ensuciar lo que yo quiera, lo sé, pero así lo veo. Apenas voy tomando vuelo, tengo ganas de regresar al norte, de aprender francés aunque el inglés me vea con recelo porque nomás lo invito a pasear cuando me hace falta y a (re)descubrir una vocación.

Los momentos preferidos son en lugares confortables, así que estoy remodelando mi hábitat. Escojo texturas esponjosas y colores que cambien cada estación, o día, o ánimo, o qué se yo. Voy por mi cucharada gigante de nutella y esto último puede ser metáfora o no.
¿Qué hora es?