El verdadero terror es sentirme derrotada ante las circunstancias, lo acabo de descubrir, el conformismo puro, la aceptación a preservar un estilo de vida es lo que aplasta todito mi ser. Aún cuando pareciera lo contrario ya que no me distingo precisamente por ser una persona activísima, si alguien pudiese recriminarme me defendería diciendo que mi físico permanece quieto mientras mi deseo se conserva en una eterna indecisión.
En un capítulo de How I met your mother que acabo de ver, los protagonistas entran en un estado parecido, en el que viven situaciones que no eran las que consideraban ideales en sus épocas de juventud e inocencia perpetua. Cuando por fin comienzan a aceptarse en un rumbo distinto al que planearon, en especial el caso de Ted Mosby, resurgen oportunidades para enfocarse en la meta olvidada. Ahí es cuando aparece el dilema de dejar algo que se aprendió a querer, la elección entre el confort o el trabajo excesivo de un quien-sabe-si redituable reinicio.
En realidad no me encuentro en ese punto, casi siempre tengo varias oportunidades, pero ninguna abre la puerta exacta hacia el sueño dorado que debo confesar con algo de vergüenza he olvidado exactamente qué es. Quiero creer que eso no es totalmente malo, lo que conservo son los apuntes y ahora me toca volver a trazar el esquema, sólo que he aceptado que hay lineamientos de los que no me puedo deshacer.
Quisiera decir que he aprendido a ser feliz con lo que tengo, tema que traía en mente cuando comencé a escribir, pero si quiero ser totalmente sincera, confieso que estoy terminando estas líneas sin distinguir la frontera exacta entre conformismo o adaptación. Claro que a estas alturas de la vida este hecho me aterra, ya no soy una joven promesa, pero vamos, esto no se acaba hasta que se acaba y el letrerito de FIN afortunadamente todavía no me llega, si así fuese preparen una nutella de 5 kg. que eso quiero que me pongan en mi ofrenda, apréndanselo muy bien.
En un capítulo de How I met your mother que acabo de ver, los protagonistas entran en un estado parecido, en el que viven situaciones que no eran las que consideraban ideales en sus épocas de juventud e inocencia perpetua. Cuando por fin comienzan a aceptarse en un rumbo distinto al que planearon, en especial el caso de Ted Mosby, resurgen oportunidades para enfocarse en la meta olvidada. Ahí es cuando aparece el dilema de dejar algo que se aprendió a querer, la elección entre el confort o el trabajo excesivo de un quien-sabe-si redituable reinicio.
En realidad no me encuentro en ese punto, casi siempre tengo varias oportunidades, pero ninguna abre la puerta exacta hacia el sueño dorado que debo confesar con algo de vergüenza he olvidado exactamente qué es. Quiero creer que eso no es totalmente malo, lo que conservo son los apuntes y ahora me toca volver a trazar el esquema, sólo que he aceptado que hay lineamientos de los que no me puedo deshacer.
Quisiera decir que he aprendido a ser feliz con lo que tengo, tema que traía en mente cuando comencé a escribir, pero si quiero ser totalmente sincera, confieso que estoy terminando estas líneas sin distinguir la frontera exacta entre conformismo o adaptación. Claro que a estas alturas de la vida este hecho me aterra, ya no soy una joven promesa, pero vamos, esto no se acaba hasta que se acaba y el letrerito de FIN afortunadamente todavía no me llega, si así fuese preparen una nutella de 5 kg. que eso quiero que me pongan en mi ofrenda, apréndanselo muy bien.
La adaptacion, la inteligencia emocional... todo eso. No creo que sea conformismo encontrar, hasta en la peor de las circunstancias, los mejores momentos de la vida.
ResponderEliminarLo que hay que aprender es a utilizar lo que se tiene, cada herramienta, por mas precaria o rudimentaria que sea.
Nada esta escrito, todo puede suceder y nadie esta juzgando. Acaso uno mismo es siempre el peor de los jueces y el mas sanguinario de los verdugos.
Mejor es reconciliarse con uno, abrazar la vida, aceptarla, aceptarse como se es uno y no lamentarse por no poder llegar a ser un campeon mundial de ajedrez que en su tiempo libre va y gana algunas medallas olimpicas en triatlon, en lo que se cocina su proximo best-seller que en unos años le dara el Premio Nobel.
La vida es este momento, nunca la imaginé así y aunque esté en creciemiento aun a mis 30, no puedo decir que me arrepiento porque se que tengo las herramientas, incluso algunas cosas de verdad a mi favor, para ser y hacer(te) feliz.
GRAN CANCION POR CIERTO!!
Y GRAN SUETER; ademas!
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