En octubre (casi) nada puede salir mal, siempre ando pregonando que el ambiente de otoño se siente diferente aunque mi hermana me tacha de exagerada mientras nos abanicamos y limpiamos el sudor que provoca nuestro clima tropical.
Octubre se terminó y nunca terminé de explicar que la incidencia de los rayos solares provoca sombras distintas y que las lunas son las más bonitas del año y que podíamos disfrazarnos pero no lo hicimos. Podría lamentarme por otro año sin peluca rosa y sin carro con el que podría haber visitado las tumbas y ofrendas que este año se me pasaron de lado.
Suspendí un viaje a las tierras con pan relleno de queso y espolvoreado de azúcar, me perdí la niebla y el frío aguantable, pero sucederá, con tantita suerte en este mismo año. Lo que sí pasó fue que participé en la elaboración de una ofrenda, mi encargo fue encender el carbón que quemaría el copal, mis pobres brazos recuerdan la debilidad de una vida sin ejercicio. Aguanta corazón, que faltan dos meses y son mis favoritos. Así de simple, como el hecho que me he vuelto fan de Can't help falling in love y Always in my mind, a la vanguardia... siempre.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarY octubre nos trajo además el Corona Capital... pretexto para que aunque fueran unos dias verte con la posibilidada de ver cantar a la Regina Spektor, recargado en tu cabeza (yo, no Regina):
ResponderEliminarYou uh uh uh ah ah ah are so swe eh eh et!
:D