domingo, 22 de agosto de 2010

III. Maquillaje.

Ojalá pudiera delinearme los ojos, con pincel y líquido negro como debe ser. No al kohl.

Me tomaría una foto despeinada, con pijama pero sonriente por la mirada de diva cincuentera. Tendría eso y faltaría la cintura pero eso es demasiado pedir. Las medias se sustituirían por mallas y los tacones por botas a la rodilla saltándome una década más. Ajá, ¿y la pijama?

La hora perfecta para contarte estas cosas es una como esta, cuando llega el tiempo depresivo de recordar lo que ya se fue. Estaba a punto de contar cursilerías pero debo ir a practicar. Conseguí el espejo y la luz blanca. La vida mejorará.

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