En los días como hoy que el trabajo es tan aburrido como ver qué tan larga puede hacerse una cadena hecha con clips llego a conclusiones tan sosas como la siguiente:
No doy mis opiniones tan fácilmente y la mayoría podrá pensar que soy muy callada, muy seria, o lo que yo misma pienso, muy aburrida. ¿Cuál es la razón?, me cuestiono.
Mi mayor problema es estar consciente de que siempre habrá alguien que piense, entienda, explique y cacareé algo más bonito que yo, entonces me contraigo como esponja seca y nada, a ver sáquenme de ahí.
Me falta esa seguridad para salir de mi silencio y atreverme a contarles cosas que wikipedia, IMDb o cualquier poeta medianamente sensible les dirá mejor que yo. Este ostracismo (qué bonita y socorrida palabra) no ocurre sólo en el blog al que desde hace mucho di por causa perdida. Es con la gente que convivo en carne, cercanía, olfato y tacto quienes me preocupan.
Parece que no me interesa conocer gente nueva y que doy por sentado que aquellos que me conocen de verdad tendrán la paciencia para escucharme y siempre estarán ahí a pesar de que los vea cada año porque nuestros destinos nos separaron. Ajá, el asunto es que empecé a mortificarme porque esos que me conocían están cada vez más lejos y más ocupados con sus nuevas vidas porque sí tuvieron el tino de 1. Conocer gente nueva o 2. Conservar al menos las más importantes.
He ahí cuando el sentimiento de soledad se vuelve aplastante, es como tener un millon de bracitos esperando conectarse y darse cuenta que los enchufes existentes son de otro continente. Dicho más simple, nomás no me hallo.
Sí, me siento en un monólogo eterno, aburrida y desmotivada. El único consuelo que me queda es que a la mayoría de los que conozco en persona son unos zoquetes y qué bueno que me libro de ellos. Entiéndanse bien, no los considero más zoquetes que yo (bueno, a veces sí) pero sí lo suficiente para no darse cuenta de lo que son.
Deprimente y amargado.
La única solución que se me ocurre es ser más receptora y en una de esas alocarme y que no me importe ni me muerda la trenza al ser transmisora. ¿Ud. qué dice?.
No doy mis opiniones tan fácilmente y la mayoría podrá pensar que soy muy callada, muy seria, o lo que yo misma pienso, muy aburrida. ¿Cuál es la razón?, me cuestiono.
Mi mayor problema es estar consciente de que siempre habrá alguien que piense, entienda, explique y cacareé algo más bonito que yo, entonces me contraigo como esponja seca y nada, a ver sáquenme de ahí.
Me falta esa seguridad para salir de mi silencio y atreverme a contarles cosas que wikipedia, IMDb o cualquier poeta medianamente sensible les dirá mejor que yo. Este ostracismo (qué bonita y socorrida palabra) no ocurre sólo en el blog al que desde hace mucho di por causa perdida. Es con la gente que convivo en carne, cercanía, olfato y tacto quienes me preocupan.
Parece que no me interesa conocer gente nueva y que doy por sentado que aquellos que me conocen de verdad tendrán la paciencia para escucharme y siempre estarán ahí a pesar de que los vea cada año porque nuestros destinos nos separaron. Ajá, el asunto es que empecé a mortificarme porque esos que me conocían están cada vez más lejos y más ocupados con sus nuevas vidas porque sí tuvieron el tino de 1. Conocer gente nueva o 2. Conservar al menos las más importantes.
He ahí cuando el sentimiento de soledad se vuelve aplastante, es como tener un millon de bracitos esperando conectarse y darse cuenta que los enchufes existentes son de otro continente. Dicho más simple, nomás no me hallo.
Sí, me siento en un monólogo eterno, aburrida y desmotivada. El único consuelo que me queda es que a la mayoría de los que conozco en persona son unos zoquetes y qué bueno que me libro de ellos. Entiéndanse bien, no los considero más zoquetes que yo (bueno, a veces sí) pero sí lo suficiente para no darse cuenta de lo que son.
Deprimente y amargado.
La única solución que se me ocurre es ser más receptora y en una de esas alocarme y que no me importe ni me muerda la trenza al ser transmisora. ¿Ud. qué dice?.
Acá entro yo misma respondiéndome: Inténtalo, ¿qué podrías perder aparte de la dignidad? Joi, joi.
Tienes exactamente lo opuesto a la depresión post Campus Party. El error que veo es confiar en tus amigos, deberías desarrollar más bien 'weak ties,' lo cuál es difícil cuando se es tímido.
ResponderEliminarEn palabras de Malcolm Gladwell en The Tipping Point:
We have our circle of friends to whom we are devoted. Acquaintances we keep at arm's length. The reason we don't send birthday cards to people we don't really care a great deal about is that we don't want to feel obligued to have dinner with them or see a movie with them or visit them when they're sick. The purpose of making an acquaintance, for most of us, is to evaluate whether we want to turn that person into a friend; we don't feel we have the time or the energy to maintain meaningful contact with everyone.
En cambio las weak ties son friendly, yet casual connections
Gladwell cita 'Getting a Job: A Study of Contacts and Careers' de Mark Granovetter, donde dice que el 56% de las personas obtienen trabajos por sus conocidos (weak ties) en lugar de sus amigos. Granovetter dice que las weak ties son más importantes que las strong ties para encontrar trabajos (lo cuál no puedo afirmar pues nunca he tenido uno), información o ideas porque tus amigos generalmente comparten el mismo espacio e información que tú. Los conocidos están en espacios diferentes, conocen otras personas y saben cosas diferentes y por lo mismo abren nuevas oportunidades.
Lo cierto es que cojeo del mismo pie. He pasado demasiado tiempo en mi propio mundo mientras mis amigos se vuelven exitosos y se van cada vez más lejos. Tengo pocas cosas qué compartir con otras personas y poco tiempo para hacerlo. Todo para que en Campus Party me de cuenta que me llevo mejor con la gente de SLP que con los poblanos.