martes, 23 de febrero de 2010

Re-inicio.

La relación amor-odio con el sol se inclinó al lado favorable esa tarde mientras esperaba apoyada en el carro viejo con la piernas descubiertas pegadas al metal caliente. El aire acondicionado nunca funcionó y afuera se estaba mejor que adentro. No parecía querer disminuirlo, con las botas de cuero y el cigarro encendido consumiéndose entre los dedos, el miedo a los dientes amarillos hacían de su hábito un adorno a la acitud.

Sacó unas cuantas monedas de la bandolera y decidió entrar a la tienda mientras el acompañante terminada de indicar el aceite, el aire en las llantas y todas esas cosas que no entendía. Dos latas de sprite y una bolsa de doritos serían los acompañantes.

La radio sintonizaba un par de estaciones, pero gracias a algún tipo de cielo en el que aún creía podrían hacer uso de todos los mixtapes que resumían su historia. La gasolina fue el último detalle. Subieron casi en sincronía y arrancaron. Era la huida perfecta. Empezaban la vida de la que ninguno de sus antiguos conocidos sería testigo jamás.

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