Y aunque el camino que me lleva al diseñador es gris pavimento o azul de cielo, la Dorotea no trastabillea, porque el destino, ése sí es amarillo, el muchacho ojos de sombra vive entre muros color sol. El sol que en mi falso Kansas sobra, me hace derretir en pleno otoño cual bruja malvada, pero ese corazón de ojos sonrientes en mis zapatos no rojos algún día me llevará de nuevo con my own personal mago de oz.
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