En 1er. semestre de la universidad cursé Composición, mi generación se dividía en 2 grupos, el mío tuvo la mala suerte de tener un profesor bastante malito en tales cuestiones.
¿A cómo de que no? Nada más recordar el día de exposición para la materia. La idea era que cada salón hiciera una maqueta tamaño jumbo componiendo a su gusto figuras tridimensionales. El otro grupo eligió tetraedros en colores naranja y azul con caras perforadas de círculos, la verdad les quedó monón el intento... ¿mi salón? preferiría olvidarlo, nuestro trabajo parecía un montón de bocinas traqueteadas de un grupo amenizador de bodas, y lo peor es que se desplomó, ajá, muchas risas añadiendo carcajadas. Bu (estilo llanto).
Los más de los presentes jajajá jujujú por burla y nosotros, alumnos del profesor malillo para composición (zape, echémosle la culpa por nuestros traumas) sonrisillas nerviosas y aguántate-la-pena y lo no sé si peor-o-da-lo-mismo reprobada por nuestra ¿cómica? y fallida exposición.
En segundo semestre llevé Teoría del diseño y en tercero
Teoría de la arquitectura. Temas interesantes pero, y un pero demasiado importante para alguien con 18 años: horario temprano, 7am-a-quién-se-le-ocurre.
Ahora... no sé por qué a mi mente vienen tantos recuerdos cuando sólo intentaba decir que en people & arts hay un nuevo programa titulado Principios del diseño conducido por Laurence Llewelyn-Bowen, uno de los diseñadores, (dicho sea de pasadita de mis favoritos) de Changing Rooms.
Principios del diseño es algo más que consejos prácticos en los menesteres del bricolaje, ya que incluye tal y como lo dice el título principios teóricos, pero a diferencia de mis clases en la universidad, puedo ir re-aprendiendo en la comodidad de mi sillón, peleando entre comerciales con mi hermano y por último exclamar sendos oooh’s a la hora de la aplicación de consejos en un espacio de vivienda, sí, el típico “así estaba antes” y “así queda si acata nuestros sabios decires”, mientras me compadezco de los carpinteros, jardineros, pintores, etc, que realizan la mano de obra , la más pesada y la realmente efectiva, mientras el diseñador deja volar las ideas que rondan su retorcida mente (así son los diseñadores, todos, retorcidos, retorcidos).
Aunque… ahora que recuerdo el trauma de la maqueta de primer año y las insufribles clases que debí tomar por 5 años (algunas, tampoco hay que exagerar) recapacito: de los dos lados masca la iguana en la hora de sufrir (un poco de drama cortesía mía). Dirigente y realizador, pero queremos un espacio agradable en el cuál vivir ¿no?.
En conclusión, favor de no interrumpir los miércoles de 9:00 a 9:30 pm, que una Arquitecta (Frida echándole crema a sus tacos) intenta recuperar pasajes perdidos de sus clases en la universidad.
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