Sería perfecto si...
Parece que ni la leche sabor a chocolate congelada ayuda, ni el desprendimiento de la mente, ni los consejos. Ni un inesperado día nublado, ni los pies sobre la losa fría, ni los viajes y comidas a través de una pantalla de televisión.
La música con historia, las películas que se sienten y los cuentos en círculo perfecto, ¿éso? no sirve más.
Este es mi inicio de año. Obligaciones que atan por 5 meses, que por más meditación y autoconvencimiento no logran desvanecer mi miniangustia, que lo llamen berrinche si quieren. Simplemente no quiero hacerlo, no quiero enfrentar mis actos, quiero que las horas, días o hasta semanas pasen mientras yo duermo en caracol entre sábanas frías.
Pero no me obliguen a hacer lo que no quiero, busquen otro que lo hagan por mí y no me pidan explicaciones, regrésenme mis documentos deslizándolos debajo de mi puerta y márchense, afuera de ella les dejaré lo que suyo es.
¿Verdad que sí se puede?
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