sábado, 20 de diciembre de 2008

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Abrí los ojos y volvieron a cerrarse, una noche entera llena de sueños retacados de detalles, de esos que atrapan y no dejan salir. Regresé a ser universitaria, con maquetas y muchos planos que entregar, comprar estilógrafos, papeles y el escalímetro no. 8 del semestre, se pierden en algún lugar. Después la distracción al descubrir una caja llena de cartas, pasadas y no tan viejas, con letras y letras que nunca se cumplirán. El sueño termina y el sábado ya va a la mitad.

Cómo es que pasa tan rápido el mes y la escarcha nunca se hizo, tan solo se compró. El frío llego en términos irrisorios pero suficiente para que el pueblo se envuelva en tejidos. Aprendí a hacer una bufanda decente sin que que se enrolle en los lados, a partir de la segunda vuelta el punto se pasa a la siguiente aguja sin tejer, ese es el secreto, aunque por ahora el punto arroz es todo lo que puedo hacer.

La canción cuenta que alguien baila y su falda se enreda, con este calor va.

Esta vez no hubo pino ni nacimiento, hay uno que otro arreglo y ya, diremos que es minimalista, aunque no se respetan las texturas originales y las formas simples, pero es la palabra de moda y no la quiero dejar de usar.

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