viernes, 1 de junio de 2007

Ventana de anécdotas inexistentes.

Conozco a una y a uno, que frente a mi ventana creen conocerme, me asomo y suelo actuar, hablar de cuentos mezclados con realidad. Un teatro guiñol que se esfuerza por continuar en función. Ahora intento contarles acerca de alguien que conocí y se volvió todo para mí. Me cuesta tanto inventar, si fuera más sencillo diría que se sabe al menos ochocientas historias más que yo, claro que todas son de mi predilección. Le gusta luchar y suele ser más fuerte, porque yo caigo muy fácil, ahora mismo puedo contar un par de raspones y unas cicatrices persistentes, así que es un gurú que me enseña a no llorar, o si lloro me recomienda usar las lágrimas como bálsamo sanador.

Dice que algún día viviremos en una ciudad media caótica y por lo tanto interesante, llena de lugares baratos que conocer y de lugares caros que valgan la pena a pesar de los snobs que nos rodeen. Nuestra casa, al contrario, será tan apacible o tan extraña como queramos, tendrá un patio interior, un muro de piedra, un muro rojo y muchos pisos de madera con un olor que cambie según la temporada, olerá a lluvia, mangos y ciruelas en verano, a gato negro y telaraña en octubre, a copal y flores en noviembre y a navidad y ponche en las fiestas decembrinas. Dice que podré llenar mi armario de la ropa que siempre digo que usaré pero nunca me atrevo a comprar. Dice que en los días en que mi trabajo apeste iremos al cine y en la cena olvidaré los kilos demás. Promete que ayudará a ahorrar para conseguir todos los gadgets que me gusten y de alguna forma evitará que me sienta superficial.

Cuando vea los álbumes pensaré que mi vestido de novia fue el más espectacular de todos y que el fotógrafo no fue sino el mejor. Algo insólito, me asegura que algún día querré hijos y los años no pasarán con angustia sino con puro y cursi amor.

Todo lo anterior lo diría sin empacho si la actuación frente desde esta, mi ventana fuese fluída y convincente. Sólo que sueño cosas tan infantiles que cuando las repito me avergüenzo y prefiero callar. Vaya mala marionetera que soy. Este teatro debería cerrar.

1 comentario:

  1. A mi me gusta esta marioneta, cursi o avergonzada de lo que sueña.

    ;)

    :)

    ResponderEliminar