Se cayó, el teléfono, las cobijas y la electricidad, desaparecieron para dejar el calor del infierno en la tierra. Al Pacino no llegó para decir que la vanidad es su pecado favorito porque ya no existe, ni el diablo de verdad, ni el de mentiras, tampoco el pecado, al menos ése no. Es tiempo de la penitencia que no es de rosarios ni golpes en el pecho, ahora las huellas se imprimen con fueguito ad-hoc.
Es un inicio tonto y no hay tiempo para corregir, o ganas, o las dos. Lo material no es importante, pero a veces era lo único que quedaba y ni así.
Una bolsa de plástico flotando no puede ser la felicidad, a los incrédulos todo les duele, todo anhelan y todo añoran.
Pronto no habrá tiempo para tonterías, quién sabe qué quedará.
cuando no quede tiempo para tonterias, hay que correr niña, correr muy fuerte y alejarse de ahi.
ResponderEliminarha y no soy sr ;)