Falta de antiséptico
El sueño la invita a levantarse de su banca, sin decir adiós a los compañeros de condena, la incita a caminar con los gestos difuminados, la hostiga para dejar la compasión que provoca.
Dulce zombie paseante, que recorre sin expresar sus emociones, encuentra el abrazo de algodón que borre tus ojeras y te haga querer despertar en un rato más, entre la tibieza de cobijas, y afuera, el descanso de la lluvia fría con olor a menta.
La negativa se apodera sin ser decisión conciente, la desgarran brazos de lija, la atan cuerdas crudas que le cortan las ilusiones.
Busca la salida, no es tan difícil, en realidad la complicación la maquilas tú misma.Basta de lo mismo.
Ella no busca huir, aprieta los nudos y gira la llave a sus esposas. Se deja incinerar rutinariamente: los ojos, la boca, los planes, el confort que le prometía su ilusión.
Recuerda que harías, serías, tendrías, verías,oirías, aprenderías...
Pero las heridas están hechas y los brazos de algodón no llegan a curar.
El sueño se canso de insistir.
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