viernes, 19 de septiembre de 2003

Mi rayuela.


La niña piensa,
con el rayo moribundo de la tarde refugiado en su pupila derecha,
cierra los ojos y lo cobija.

Ella ES quieta como el día que se silencia.

Un respirar pausado.

Y un coro de flautas escolares nace para ubicarla súbitamente en el espacio y tiempo.

Sentada bajo la sombra de hojas verde bandera recuerda que es día de ensayo, un festival que se acerca.
Actividad grupal.

Su mañana de prisas la distrajo de meter en su mochila el paquete alargado de su flauta y el libro de notas.
Una llamada al padre. Él que corre al auxilio de su hija menor. Olvidadiza, la califica.

Mientras, ella piensa en los años por venir,
cuando dejará de usar vestidos largos con cuadros azules y blancos.
Uniformes de niña.

¿Futuro? piensa en lo que será y lo que hará.

Su salvador paternal llega. Ese día no recibirá regaños.
Ése y otros tantos más.

"Rasgos de bondad, siempre ayudan"... frase que recorre sus conexiones de pensamiento y la hacen sonreír.

Han pasado más de 12 años.

Y aún recuerda que eran eran amarillas las rayas del avión pintado en el concreto que se negaba a enfriar.

...Un último vistazo al juego que la esperaría al final de su canción...


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