martes, 5 de agosto de 2003

Gracias a él por el regalo (ejem...después de tanta insistencia...cuando quiero ser molona...lo soy).

Candy


De entre las estrellas, de entre dos lucecitas reflejadas en la ventana. Dos lucecitas de una misma luna. En el aire de dulce polen viajando las distancias, entre el fuego del sol ingrato y la sed imprecisa de agosto. En la mano que veo a través de la ventana fingida, la ventana con vistas al abismo. Entre la colección de objetos que sostienes. Veo tus ojos. La luz que desvanece hasta volverse lluvia, bálsamo de nubes para el suelo moribundo de mis días. Crece, crece la noche otra vez, la noche tuya, la que me construyes como una balsa flotando en la tiniebla. Ese dolor de estar solo al que llaman noche. La noche, y tú lo sabes, es una pobre y triste desolación para cualquiera. Tu eres la balsa.

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