Dejó sus 5 huellas digitales estampadas en el lodo, arrodillada ante él.
Cuando presionó el meñique pensó en el de la boca mordida, con el anular pactó un matrimonio quimérico, turno del medio y el corazón se detuvo, un diminuto infarto al compás de su soledad, finalizaron en pulsaciones continuas: golpe índice acusando lo hecho y lo no creado, el pulgar besando su pacto con la tierra.
Grito. Le dió la voz a la mujer.
-Me verás morir hoy elemento de mi capricornio nacimiento, hasta hoy amigo de mis pies.
Muerte sin renacimiento, sin cenizas metamórficas que devuelvan una renovada piel y alma. No hay fe.-
Irguiéndose ante el viento golpeando sus piernas hizo un paso, y luego otro y más.
Tierra fiel a tus promesas, hiciste su vacío completo.
Bienvenida al abismo.
Ptoño
Mireya Juárez
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