lunes, 9 de junio de 2003

Magas y brujas.

Sintiéndose maga...sintiendo la lluvia helada en sus manos que sujetaban la sombrilla negra, grande como alas de dragón. Vió sus tenis rojos pisando las piedras mojadas, esquivando charcos y respetando pastos, en un giro esquivó a una niña a punto de estrellarse contra su cadera pero por poco le sacó un ojo a un señor de maletín que sin embargo le sonrió (después de todo era maga...).


Un café/bar con muros anaranjados y un portón de madera, alto como una iglesia y con voces de parejas que le recordaban un confesionario le llamó. Vaciló al imaginarse sola en un lugar que exigía intimidad, pasó de largo para después arrepentirse, desandar sus pasos y buscar una mesa vacía en la que se instaló a leer (libro perdido entre su mochila roja. rojo el color de sus tenis. el color de sus deseos). Una vela que tocó, el calor de la cera derretida en sus yemas le gustó, formó unas 16 barcas de hormigas con ese material...la vela se extinguió. el capuccino con cafeta se terminó, ella con un poco de espuma en el cachete derecho cerró su libro, pagó y abrió las alas. Cuando dió vuelta para saber el nombre de aquel lugar, grabado en madera rústica leyó "Las brujas" y sonriendo mojándose las puntas del pantalón y las manos marchó.

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