Ella, sin nombre y sin voz de teatro, es tan sólo un personaje de fantasía, de relleno en una obra que día tras día se representaba sin mayor audiencia que el tiempo y el vacío.
En medio de la obscuridad del escenario se le escuchó:
-Cómo es que acepté este papel cuando mi meta (muta) era un protagónico brillante, con historias para la luz tenue de cuestionamientos nocturnos. Y ahora mi guión es llano y enmohecido (mata)- Y la luz del reflector no la ilumina, y nadie nota su presencia en el suelo, con las piernas de lado y las manos entrelazadas...
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Anoche te vi, pasaste delante de mí, con la mirada perdida y los labios contraídos, el brillo de tu mirada se extinguía y con ella la contrastante opacidad de tu materia restante, pude ver a través de tu cuerpo.
Pues tan sólo poseo tu recuerdo.
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