miércoles, 15 de junio de 2005

Huelga II

Ya no tengo palabras, el sindicato tiene una mafia tremenda, vivo en eterno complot.

Aquellas que lograron romper las filas y llegan a mí no son de fiar. Traicioneras, flojas y un tanto débiles, les ataca algún tipo de mal otorrinodepresivomaniacoinfeccioso que me provoca ponerme a llorar.

Me vuelvo permisiva, y deseo cumplir con los deseos de mis huelguistas, les he pedido que vuelvan, les he implorado de rodillas, de cabeza, con las manos desbordantes de regalos. Pero tan orgullosas son que fruncen sus bocas y adoptan ese brillo de acero en los ojos que me hace rabiar, argumentan que no las merezco. Como si no lo supiera.

El trabajo sucio sigue realizándose, mis letras enfermas y yo seguiremos a pie del cañón, aún cuando la piel se nos caiga a pedazos y los ojos cuelguen de sus órbitas, demostraremos que nuestra fuerza es mayor.

A las orgullosas sólo les digo:

Ya se arrepentirán, punta de snobs.



Sé que mis patadas de ahogado no les conmoverá. Saben que pueden trabajar con alguien mejor.

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3 comentarios:

  1. como que a muchos nos falta esa inspiracion para escribir.

    Saludos

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  2. Mmmmm frida es peligroso leerte vuelvo aunque no quiera.y me siento raro por eso.

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  3. a, esas letras, pero las que se dejan atrapar se leen muy bien. Ojala y pronto levanten la huelga. :)

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