Una muchacha me ha contado que está triste por no amar su origen, por sólo sentir agradecimiento y nada más.
dice que tiene el corazón plano, todo se le resbala, igual que las lágrimas que caen sobre su vientre (es la curvatura de su espalda, siempre tan mal sentada)
cuenta que tiene miedo del vacío, del futuro y del presente
trata de animarse en su monólogo del cual soy público, tan sólo compañía, un aliento cercano (es lo que soy)
hace recuentos de las buenas cosas
se levanta y pasa su mano sobre las ruinas en su rostro.
Se dice que todo será mejor.
Lo cree.
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