jueves, 13 de enero de 2005

Sí, aceptándome I.

Es el lado suave de la historia, el repetido, el denominado (por mí) tulipán rosa, aún cuando prefiero los púrpuras, los rojos o los amarillos. No es más que la simple vida, la que aprendo y vivo por primera vez, mi primera vez, sin importar que para el universo el cliché se repita cansadamente.

Qué veo si no a una mujer, que se angustia por tal palabra, muchacha, niña, ser que soñaba ser especial. El tiempo pasa y recuerdo una canción ranchera (ja, qué simple soy..me medio reí),


- Es que ahora escucho a los vecinos de la casa de estudiantes y unos perros que ladran contentos por que un martillo ha dejado de golpear el concreto, intentaban abrir una alcantarilla y yo me desvió del tema. Creía que tenía algo que contar


Pero qué caso tiene, si no busco convencer ni demostrar, es sólo que aprendo,

que disfrutar de lo cursi,
de lo trillado,
del nauseabundamente manipulado olor a tierra mojada,
del aire acondicionado de una sala de cine,
de la crema batida acompañando un moka caliente,
del suéter suavecito impregnado de su perfume,
del olor a sal y una cortina vaporosa en una mañana de verano,
de la lluvía y las sombrillas negras,
de unas manos tibias,

que todo éso no es más que mi vida, y sólo yo tengo derecho a calificar.

Y sí, me enojé un poco, pero todo pasó, que lo escribo, sí, tampoco lo niego, una pequeña exhibicionista también sabe desprenderse de mi personalidad. Image hosted by Photobucket.com

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