domingo, 5 de diciembre de 2004

Ven

Ely regala su playa. Yo no puedo, la arena y yo llevamos una relación lejana a la amistad, el mar quiso llevarme a los dos años con él, pero una gringa se interpuso en nuestra incipiente relación, salvaron a la bebé, desde ahí nada fue lo mismo.

Yo te regalo mi balcón, aunque tendremos que pedirle permiso a mi mamá, porque hasta ahora no soy dueña de nada, cuando mucho del crédito que acabo de meter en mi celular. Pero tienes que ver esto. El mejor lugar de seis a seis y media es acá, en este pedacito de la casa que sale del resto del volumen, el pedazo de cielo que me toca ver es el mejor fondo a la música de preferencia.

No puedo evitar enamorarme del naranja, del púrpura, del verdadero azul que baña mis ojos. ¿Ves? Me vuelvo más cliché que de costumbre. Pero pregúntame si me importa, porque responderé que no. Definitivamente tienes que verlo. En fotografía jamás será igual.

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