martes, 28 de diciembre de 2004

Estás acá

Con el puño roto lloramos, el adjetivo fácil, desconsoladamente,
no imaginamos más que desprendimientos,
estamos arrastrados por nostalgias comestibles,

acostumbrados a creer en the cure, a abosrber a Buba a fumar Lucky Strike,

tan comunes.
°°° Ahora°°°
Frente a frente, con la mirada que hasta ahora dedicábamos al espejo, vacío, sin calor.
Nos vemos y nos sabemos presentes, tangibles.
Apenas nuestros dedos se entrelazan y los poros saltan, anunciando la piel saltarina, shockeada.
Todo nuestro cuerpo.

Los huesos de la mano no están quebrados, es la verdad,
el piso frío sobre el que estamos,
el dolor que traería, par de miedosos,
pero niegame que la imagen de golpear la tierra,
negar la próxima renuncia,
resultaría tan asquerosamente poético que me provoca llorar,
y las lágrimas me saben tan bien cuando son besadas.

En tu lugar de origen neva, aquí no, pero el frío ya ha calado mis piernas. La posición de niño solitario rechazasillas me mata, mi flexibilidad tiene fecha de caducidad.
Quiero sentir tus manos, en mis brazos, en mis hombros, en mi cuello y en mis rodillas. Son tan tibias.

O deberíamos pararnos, salir a caminar.

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