Volvemos a los cables me dice, y a las señales de satélite replico.
Nuestra proximidad y libertad tecnológica estuvo a punto de cumplir cuatro semanas, y la fiesta de celebración tuvo que posponerse, quizá haya otras cuatro semanas que se nos presenten en las mismas condiciones -o tal vez no- pienso, sin decírselo.
Huele a canela, mi memoria olfativa se dispara a los días en que... *conexión de recuerdos rota*
¡FUE UN ZÓCALO MOJADO! -Parezco gritarle en la pantalla del mensajero, ¿bendita? tecnología. ¿Recuerdas? Nunca pude ver el espectáculo de fuentes danzarinas. Me dices que sí lo ví, pero estás equivocado, verlo a medias no cuenta. Querías correr, demasiada cerveza, demasiado café.
Y las velas, me faltó confesarte que en esa misma mesa estuve con alguien tiempo atrás, no fue a propósito, elegí la mesa sin pensar, no tiene caso, para mí ya nada significa, de cierta forma es el culpable de nuestro encuentro. ¿Será cierto que todo lo malo pasa por algo? Entonces, esas lágrimas tenían propósito, que tú las recibieras y poco después las besaras.
Necesito creer que esta conversación tiene un sentido, dímelo tú.
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