lunes, 11 de octubre de 2004

Adiós al norte.

Podría decir que estoy bien, y lo estoy, si me comparo con una coca cola que fue abierta el día de ayer, la esencia continúa intacta, pero la chispa y las burbujas se han esfumado. Te extraño, y mucho.

Tengo antojo de alitas, y de una tarde de cine, dentro de dos días será miércoles, y la rebaja en los boletos me serán inalcanzables, esta vez el aire acondicionado a todo lo que da y el chocolate terminándose antes de que finalice las recomendaciones de guardar silencio y apagar el celular formarán parte de la historias de otros, pero no de la nuestra. Necesito tomar agua, aquí hay más agua que estados arriba, estados que cruce enmedio de nubes, el sábado pasado mi recorrido fue entre nubes y entre niebla, parecía que el cielo se deslavaba como mi corazón con la tristeza.

En el avión me despojaron de las primeras flores que me interesaban, con aquel moño rosa enorme y las pequeñas flores moradas que fueron mis favoritas, si veo a la azafata mentirosa tendré ganas de lanzarle una patada (y con coraje, a éstas se le quitan lo mariconas -a las patadas, no a las azafatas-), pero no valdría la pena, porque al final nada se resolverá, y me gusta más enchilarme con las buffalo wings que con las personas que me quitaron tus vestigios. Quiero alitas, comerlas contigo y con nadie más, y una coca recién abierta y llena de hielo, para dibujar caritas felices en el ticket de la cuenta al creernos especiales para la mesera, mugrosa desilusión, la muchacha sigue los principios de sonreír a todos los clientes. Pero somos únicos, sí, o al menos tú eres único para mí, nadie cómo tú, nadie. El nino con ojos alhelí.

Esta muchacha se va a resguardar, como refresco fresco (no a la soda) que busca la boca que la sabe saborear.

¿Quieres Cherry Coke? . En Diciembre me renovaré, y ahora sí, que el mundo se cuida de las burbujas que recrearé.

*corte*

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