Invitados a la cena, tú y yo. No quiero ir, no quiero hablar, no quiero ser acompañada. Puedo salir sola, caminar y encontrarme con un desconocido, invitarlo a bailar o al cine, decirle que yo pago y que yo me encargaré de verlo sonreír en la oscuridad.
Hoy con mascada y gafas, al estilo de estrella sesentera que sufre, pero mi fin no será un frasco de pastillas vacío y un vaso de agua nunca encontrado no servirá de referencia al homicidio (culposo), a menos que el drama que hagas por no acompañarte llegue a un enlace inesperado.
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