¿Quién lo iba a decir mejor? Pero si ahí estás descrito, bueno un poco, tú sabes, la forma de los labios, la altura, es tan delgado. Con un poco, o más bien una excesiva autoestima me le parezco a ella, en los pómulos, rasgos duros, creo. El final tan triste (su final, no el del libro, al igual que tú llevo leído menos de la mitad), exacto al
mood de estos últimos dos años.
Qué me dices de la breve explicación de la nada y la angustia, extraño capítulo que leí justo dos días después de aquella madrugada en que desperté llorando y diciendo que no quería morir, la ansiedad de que el mundo corra y no tenga conciencia, ni cuerpo, ni espíritu, fulminada hasta el recuerdo. Esperanza dice un personaje que es el contraveneno a la desesperación de la vida meramente racional.
Hasta ahora todo marcha igual. A alguien comenté que el mundo es mejor allá afuera. El afuera que siempre me negó y terminé por creer que yo lo desprecié primero. No es para tanto vamos, sé que con un poco de esfuerzo encajo, todos asienten con la cabeza y me hacen un espacio en el asiento de al lado cuando soy
cute. Esas aristas embonadas a la fuerza siempre hieren muy fuerte en mí. Inmunidad a las pequeñeces, es lo que me falta.
Mañana no seré héroe y apuesto a que jamás conoceré a alguno. Nada me inspira, es hora de cavar la tumba. Pero el melodrama no me vence, lo sabes, intentaré buscar, la pureza en otro sitio, siempre.
Sigo, aunque aún, en reparación.
P.s. Fue la mala suerte, las palabras equivocadas en el peor momento, luego te contaré. En otra oportunidad.
Start all over again, tal vez para nosotros no es tarde aún.