A veces siento que te odio, otras te quiero tanto que me impide hacer, decidir, hablar, caminar o hasta respirar. Y me hace pensar esta situación, ¿y qué si sólo es una obsesión proveniente de ideas absurdas, del miedo, del terror a una vida sin tí, con la incertidumbre de un encuentro con otro como tú?.
Me dan ganas de golpearte hasta hacerte sangrar, gastando la energía acumulada en el centro de mi angustia y desesperanza, y ya cansada probar tu sangre, sintiendo la textura de tu piel, el sabor metálico y espeso, aspirando otra esencia de tí. Pero sólo lo pienso, no tengo el valor de la venganza, y lo que me pesa como plomo atado a mis pies en este río que ahora es mi vida...tampoco tengo valor para borrarte de mí.
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