martes, 17 de agosto de 2010

I. Sin culpa.

Una me vez me dijiste que creías en el paraíso pero no estabas seguro cómo sería.

Aquella vez quise creérlo yo también, un paraíso personal. El de la idea judeocristiana en el que se pierden los lazos familiares y afectuosos me sonaba a infierno.

Han pasado tantos años. Tantos que se ha perdido todavía más la fe. Quisiste estar a la moda y te encuentras sin dios, así sin máyúsculas. Ahora me haces compañía cuando pedimos un café sin remordimiento, no nos importa ni siquiera arruinarlo con azúcar y crema. Déjalos hablar.

2 comentarios:

  1. Hola.
    Hace mucho leía tu blog. Ahora por azares del destino volví a encontrarte y me da mucho gusto volverte a leer.
    Te dejo un abrazo

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  2. Muchísimas gracias por la visita y el abrazo. En este blog medio olvidado se agradecen muchísimo más. Va de retache otro abrazo más.

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