Hace una semana decidí ir a dos conciertos de los que había comprado las entradas con meses de anticipación. Los compré pensando que iría con una amiga que al final no pudo ir y por lo mismo ya no le pedí asilo en su casa. Uno de mis anhelos recientes ha sido vivir en el DF que a pesar de quedarme muy cerca no me ha sido posible mudarme. Me han aceptado en unos 4 ó 5 trabajos, pero gracias a mis malos y más bien nulos hábitos ahorrativos una renta me es imposible. El chiste es que no tengo un lugar a dónde llegar para quedarme por los días (o semanas) en los que me estabilizo.
Después de las quejas vienen las alegrías, porque para estos conciertos mi hermano y su esposa me hicieron el paro brindándome hospedaje. Esto permitió que mis metas de ir a más conciertos antes de cumplir los 30 vaya avanzando un poquito. Aunque debo confesar que ya no me siento para esos trotes, hecho que sentí con mayor intensidad el 30 de septiembre cuando fui a ver a Placebo, el grueso de los asistentes lo formaban muchachos entre 16 y 23 años.
La experiencia se sumó a las actividades que he hecho sola, como ir al cine, a comer (mi menos favorita cuando no se trata de fast food) y viajar. Sin importar no tener con quién comentar los mejores momentos pude disfrutar a un Brian Molko increíblemente carismático y entregado. Mentiría diciendo que soy una gran fan pero me defiendo con las canciones clásicas y fui complacida con mi canción favorita: Special Needs.
Algo que aprendí es que en el Palacio de los Deportes es mejor estar en el área general, yo compré de los boletos más caros y ví de ladito y con ambiente frío casi todo el repertorio, excepto cuando Brian se acercó a la malla que divide el escenario de los asientos. Sí... malla, sobre la que el cantante hizo un chiste de que en la Ciudad de México la gente es tan prendida y salvaje que los tienen que enjaular, suena despectivo pero el sentido fue otro y más bien nos hizo reír.
Para el segundo concierto no dejé pasar mucho tiempo, fue el 3 de octubre y tocó el turno de conocer a Depeche Mode. En esta ocasión fui con mi hermano quien es fan desde hace unos 20 años, otra vez yo iba como una no conocedora, pero mucho menos que en Placebo, ya que a duras penas conocía 3 ó 4 canciones del grupo. Iba más por vivir otro concierto, divertirme y por qué no, conocer el bailecito que tanto llama la atención de Dave Gahan.
Esta vez nos dirigimos al Foro Sol, que recordaré la próxima vez que piense que no hay gente alta en México porque juro que toda estaba enfrente de nosotros y a pesar de que fui más a escuchar que ver salí fascinada de ahí. Parte de mi corazón se va para Martin Lee Gore quien interpretó las canciones que me emocionaron hasta el tuétano. La melancolía, su voz, las letras, la luna llena y la emoción de la gente fueron el marco perfecto de un sábado en el que fui muy feliz.
Después de las quejas vienen las alegrías, porque para estos conciertos mi hermano y su esposa me hicieron el paro brindándome hospedaje. Esto permitió que mis metas de ir a más conciertos antes de cumplir los 30 vaya avanzando un poquito. Aunque debo confesar que ya no me siento para esos trotes, hecho que sentí con mayor intensidad el 30 de septiembre cuando fui a ver a Placebo, el grueso de los asistentes lo formaban muchachos entre 16 y 23 años.
La experiencia se sumó a las actividades que he hecho sola, como ir al cine, a comer (mi menos favorita cuando no se trata de fast food) y viajar. Sin importar no tener con quién comentar los mejores momentos pude disfrutar a un Brian Molko increíblemente carismático y entregado. Mentiría diciendo que soy una gran fan pero me defiendo con las canciones clásicas y fui complacida con mi canción favorita: Special Needs.
Algo que aprendí es que en el Palacio de los Deportes es mejor estar en el área general, yo compré de los boletos más caros y ví de ladito y con ambiente frío casi todo el repertorio, excepto cuando Brian se acercó a la malla que divide el escenario de los asientos. Sí... malla, sobre la que el cantante hizo un chiste de que en la Ciudad de México la gente es tan prendida y salvaje que los tienen que enjaular, suena despectivo pero el sentido fue otro y más bien nos hizo reír.
Para el segundo concierto no dejé pasar mucho tiempo, fue el 3 de octubre y tocó el turno de conocer a Depeche Mode. En esta ocasión fui con mi hermano quien es fan desde hace unos 20 años, otra vez yo iba como una no conocedora, pero mucho menos que en Placebo, ya que a duras penas conocía 3 ó 4 canciones del grupo. Iba más por vivir otro concierto, divertirme y por qué no, conocer el bailecito que tanto llama la atención de Dave Gahan.
Esta vez nos dirigimos al Foro Sol, que recordaré la próxima vez que piense que no hay gente alta en México porque juro que toda estaba enfrente de nosotros y a pesar de que fui más a escuchar que ver salí fascinada de ahí. Parte de mi corazón se va para Martin Lee Gore quien interpretó las canciones que me emocionaron hasta el tuétano. La melancolía, su voz, las letras, la luna llena y la emoción de la gente fueron el marco perfecto de un sábado en el que fui muy feliz.
Ah, y gracias a la última experiencia estoy totalmente obsesionada con esta canción y sobre todo esta versión acústica que es parte del tour Sounds of Universe. La he escuchado unas 231,129.80 veces sin exagerar.
Por ahora dejaré engordar el cochinito y espero que el próximo concierto no tarde demasiado en llegar, este diciembre entro a la recta final de mis veintes y en mi lista faltan muchos Ya ✓ que anotar.
mulder x ...
ResponderEliminarexcelente experiencia... la luna fue el marco ideal...
Me dió mucho gusto dar con tu blog... hay algo chido en él, aun no sé qué es, pero luego te platico.
ResponderEliminarPues siguen The Prodigy, The Killers, AC/DC, Kings of Leon, Faith No More, Dragonforce, Los Fabulosos Cadillacs y muchos más.... y ni siquiera me dejes seguir con los de popito y reguetón!
Cochinito? Para qué ahorrar cuando te puedes endeudar!!