sábado, 19 de septiembre de 2009

Mátenme de risa porque me muero de apatía.

¿Será que repetir una actividad hasta el cansancio lo vuelven a uno experto? Díganme que sí y me harán feliz.

Intento convencerme porque así aprendí las tablas y a caminar, a sacar divisiones con punto decimal en el dividendo y divisor. También aprendí a hacer isométricos y a manejar. No, lo último no, porque nada más he manejado una camioneta con velocidades en un camino de obra donde una que otra olla de concreto y un cocodrilo despistado se atravesaban. Es otra cosa a mi lista de promesas a realizar (ay qué tan cantante español pasado de moda soné).

Intenté aprender a pintar pero me cansé de repetir, intenté ser arquitecta y logré el papelito pero no me lo creo. Es más, afirmo que esos títulos se dan en exceso, de mi generación solo uno o dos se lo merecen de verdad. Debería intentarlo hasta que me convenza pero no sé. Será muy tarde para empezar, ¿si cocino muchas veces seré chef?, ¿si zapateo con hartas ganas saldré en un musical? ¿si escribo sinsentidos trescientas millones de veces podré llamarme...? Es ahora que me doy cuenta de lo ridícula que resulta mi pregunta. Era una llamita y la acabo de apagar.

Después de repetirme una y otra vez lo apestoso del mundo me he vuelto una pesimista bastante buena.


Yeiiii.

No hay comentarios:

Publicar un comentario