miércoles, 21 de marzo de 2007

A mí no me calienta ni el sol, me dijeron en una conversación, mientras pensaba, estamos igual darling, pero yo te tendré que escuchar. No es que me molestase, pero no me agradaba la idea de ver fijamente a alguien fingiendo poner atención mientras por dentro sólo quiero aventar todo, ir a donde vivo y encender la televisión mientras me envuelvo en la cama (sí, sí, imagen mal construida pero así lo pensé).

¿Cómo puedo decirme cínica por dejar botado el trabajo y que no me importe cuando me carcome el remordimiento de conciencia? Puedo serlo porque aunque me da vergüenza lo sigo haciendo y temo el día en que me digan hasta de lo que me voy a morir, que conociendo a mi jefe no creo que tarde, y no es que sea una mala autopromoción, es que... en realidad no encuentro explicación, sólo es así. Es cuando llego al límite de tolerancia.

Pero aún no me atrevo a huir.

No sé cómo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario