martes, 6 de marzo de 2007

La una de la tarde y alguien toca el piano. La taza de té humea a mano derecha. Un par de galletas son troceadas y la mantequilla escurre en la garganta mezclada con la saliva.

El sol brinda una luz amarilla, tan amarilla que me recuerda al desayuno, a la yema esponjada y al eterno jugo que acompaña helado el intento por despertar.

Nada podría perturbar mi paz, alguna vez esta frase fue imán de la mala suerte, tal vez siga siéndola.

El piano sigue sonando y el té de canela se ha terminado.

¿Cuántos instrumentos más podrían traer a la memoria los recuerdos tiernos y difusos? Tan tiernos que resultan falsos y tan tiernos que se vuelven suficientes para calmar esta tempestad.

1 comentario:

  1. Carrera equivocada....
    Esa es la frase mas aterradora que he escuchado...jaaa, tal vez deberia ser una feliz maestra de primaria....jaaa, quien quiere ser arquitecta...
    Yo, pero solo a veces...
    Por que carrera equivocada, por que, por que, por que...????
    Si no es indiscrecion.

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